Leía esta mañana que los profesores de un colegio le habían solicitado a la dirección del centro la sustitución de los habituales relojes analógicos, por unos digitales. La razón era que muchos niños no entendían lo que significaban aquellas raras agujas dando vueltas "a lo tonto" alrededor de un círculo. Tanto es así que, en una encuesta realizada hace poco sobre los niños y las tecnologías antiguas, cuando se les pedía que dijeran la hora que señalaba un reloj analógico, si bien la mayoría no tuvo dificultad en hacerlo, en ocasiones traducían la hora analógica y la decían como si se tratase de un reloj digital, y estuvieran leyendo la hora en un LCD.
Esto resulta paradójico, y chocante, si nos damos una vuelta por páginas de tiendas online y vemos los productos que venden: en su mayoría son modelos analógicos, y aunque cada vez en menor cantidad, las cifras de negocio de relojes mecánicos (de agujas) siguen siendo multimillonarias.