Me ha sorprendido que, entre las normas para la vuelta a las aulas tras las vacaciones, y con la amenaza y la auténtica devastación que está ocasionando la variante omnicrom del coronavirus, algunos protocolos COVID prohíban explícitamente el uso de los relojes.
No es algo que, en todo caso, nos coja del todo desprevenidos, ya que desde el inicio de la pandemia se ha establecido una guerra abierta contra los relojes. Claro que no es culpa de esto los modelos mecanicos, ni los digitales convencionales, sino los smartwatches.
La popularización del Apple Watch ha traido consigo que un gran número de personas usen ese reloj, o sus múltiples clones. Su pantalla táctil es muy proclive a quedarse "grasienta", y en todo caso la necesidad de tener que "toquetearlo" todo el tiempo hace que el riesgo de que acaben partículas del virus (de ese o de cualquiera) en nuestros dedos, aumente.
Esto choca frontalmente con lo que siempre ha sido un reloj convencional. Un reloj mecánico apenas se toca. De hecho, ni siquiera para ver la hora puesto que el peso de su caja de acero facilita que el reloj se deslice por sí mismo con un solo movimiento del brazo sin mucha dificultad. Lo mismo ocurre con los analógicos de cuarzo convencionales. Si a eso unimos que el metal es uno de los materiales donde el virus encuentra menos posibilidades de adherirse, nos encontramos con que la prohibición del uso de los relojes es un poco, digamos, excesiva. Pero, por desgracia, para no incitar a la polémica ni que nadie se sienta discriminado, las autoridades meten todo tipo de relojes en el mismo saco y acaban pagando justos por pecadores.
Por desgracia, sin reloj poca alternativa nos queda para ver la hora, salvo el reloj del colegio, instituto, o de la clase. Que probablemente no sea precisamente el más fiable de todos, por cierto.
Lo que sí se puede utilizar en clases son las calculadoras, por eso no podemos dejar de recordar el que que ha sido una auténtica pena que Casio le retirara la función de reloj, un "extra" con el que antaño venían muchas de sus calculadoras, y que ofrecía la posibilidad de consultar la hora en cualquier momento. Sin embargo no hay actualmente en ninguna de sus calculadoras escolares esa característica.
Lo único a lo que podemos recurrir un poco para salvar la papeleta y de forma muy, muy expeditiva, es utilizar una variable "como reloj". Por ejemplo, recurriendo a grados, minutos y segundos, podemos incorporarle la hora de entrada o de inicio de exámenes, o bien separando con comas, de la forma: 9,30. A continuación lo guardamos en la variable que podremos consultar cuando salgamos con un reloj (o con el reloj del aula, si existe) para saber el tiempo que llevamos de examen. Es un recurso, como decimos, muy simple y expeditivo, pero hasta que nos vuelvan a dejar usar los relojes es lo que hay. Menos es nada.
Nota: Recuerda que para recuperar el valor de la variable deberás pulsar [alpha] y a continuación [(letra de la variable)], y para modificarla no es necesario borrarla, la puedes sustituir con el nuevo valor simplemente sobreescribiéndola.
Para borrarla de nuevo simplemente dale un valor de cero, o recurre al menú de limpieza de memorias que ya explicamos con ocasión de las operaciones de estadística, es decir: [shift] [mode] [1].
Todos estos procedimientos son válidos para la fx-82MS de las 2nd Edition, la calculadora más común y admitida en prácticamente todos los niveles educativos.
| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com
En modelos Dual-Power que serían capaces de mantener el tiempo sin un gasto sensiblemente mayor sería estupendo. Podrías utilizar tu calculadora como reloj de escritorio, todo ello alimentado con luz.
ResponderEliminar