¿Es el MDV-106 el mejor reloj de hoy (y de siempre)?

¿Qué reloj te llevarías a un conflicto bélico? ¿Qué reloj te llevarías contigo para explorar terrenos inhóspitos? ¿Qué reloj te pondrías para sumergirte en las frías aguas del océano? Y bien, ¿qué reloj te pondrías en una pandemia? Cuando uno ve el MDV-106 de Marlin, le quedan pocas dudas. ¿Un reloj de acero duro, sin recubrimiento superfluo ni delicado, que pueda desinfectarse con lejía pura o con alcohol de quemar? El MDV-106 es ideal. ¿Un reloj que puedas sumergir en agua y jabón? Los 200 metros de resistencia al agua del MDV-106 son más que suficientes. ¿Un reloj que lleve un robusto y grueso cristal mineral, difícil de rayar pero, a la vez, muy sufrido? El Casio MDV-106 también lo ofrece.

Lleno de virtudes y pieza fundamental de incondicionales, el MDV-106 tiene una larga historia y una muy merecida fama. Lo mejor es que, a diferencia de los míticos modelos sumergibles de marcas como Orient, Seiko, Rolex, y demás, solo cuesta una fracción del precio de sus competidores y es infinitamente más preciso. Su imagen es tremendamente característica, en seguida se le reconoce y se le identifica. Todo su diseño solo busca la funcionalidad, sin medias tintas ni estupideces, nada en él es accesorio. Desde sus índices de gran visibilidad, hasta las dimensiones y forma de sus manecillas, permiten que la hora se lea rápidamente y bien en cualquier condición, incluso de un solo vistazo. El segundero central, a contraste y refinadamente estilizado, el bisel móvil, muy polivalente, permite que podamos recurrir a utilizarlo como herramienta en las ocasiones donde requiramos un temporizador, o una visión mejorado de las franjas horarias. Incluso podemos usarlo como un segundo horario, atrasando o -según los casos- adelantando la posición central.




Sus asas estándar muestran también su carácter eminentemente práctico, se le ha visto con correas, con armis, con NATOS de lo más variopintas. Puedes irte a cualquier rincón del mundo por un pasador que le sirva, incluso se lo puedes poner de cualquier otro reloj. Y las correas lo mismo, no necesitas rebuscar en tiendas raras unos armis compatibles: le sirve cualquier cosa. Correas de color rojo, de color verde, de color naranja..., ¡qué mas da! Al Casio MDV-106 le puedes poner "lo que sea", todo le sienta bien. Puedes tener un reloj diferente cada día solo cambiándole la correa, sin dejar de ser el mismo y espectacular reloj. Puedes llevártelo con traje y corbata a una reunión de negocios, a una entrevista con el presidente de la mayor multinacional del planeta, y por la tarde estar metido hasta el cuello en las zonas pantanosas más horrendas de la desembocadura de un río. Y todo sin cambiarte de reloj. Puedes esquiar con él, animar a tu equipo con él, o salir al balcón a aplaudir cada tarde con él. Sea cual sea el escenario, el MDV-106 se mantendrá siempre en el mejor nivel, con pantalones vaqueros o bañador, sobre la cubierta de un yate de lujo o sobre el sillín de una bicicleta cochambrosa que te han prestado. No te pondrá en peligro en las calles de los populosos barrios de Brasil, pocos prestarán atención a ese reloj, puede pasar desapercibido cuando lo necesites, o ser el centro de atención solo cuando te apetezca. Entre el público que sabe de relojería, y de la historia de ese modelo.

Pero sin duda, lo que más destaca en el Casio MDV-106 es su robustez. Es un bloque macizo de acero, un reloj que se ha visto en todo tipo de situaciones, que no ha sido testeado en un laboratorio refinado de Suiza con personal de bata blanca y guantes de nitrilo, sino que su leyenda se ha ido cosechando y esculpiendo a golpe de aventureros, exploradores, viajeros y apátridas que han encontrado en el MDV-106 su más fiel compañero en esas noches solitarias y en esas carreteras sin final. Y ahora, que todo parece derrumbarse y que no estamos seguros de nada, que no hay "planes B" ni alternativas, es todo un consuelo sentir con alivio que cuando miramos a nuestras muñecas hay algo de lo que podemos fiarnos. El MDV-106 de Casio aguantará, y aguantará con nosotros. De otras cosas tal vez no, pero de eso podemos estar bien seguros.










| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com