Los "mozalbetes" que corrían al bazar de su barrio llenos de ilusión y con los nervios a flor de piel, acompañados de sus padres, para salir con un Casio CA-85, o aquellos que pegaban su nariz ante el escaparate de las tiendas de electrónica babeando por uno de aquellos GM-40 con juegos, o de los M-52 con melodías, son ahora los que han crecido; de asombrarse ante marcianitos en un display digital han babeado ante féminas en minifalda y ahora, treinta, cuarenta años después, se dedican a ver los gastos de los colegios de sus hijos o las letras de su automóvil en hojas de Excel, en lugar de hacer las operaciones matemáticas más simples pulsando los minúsculos botones de su CA-85 de antaño.
Han crecido y, en la mayoría de las veces, su poder adquisitivo también ha aumentado. Ya no visitan bazares (si es que quedan), sino joyerías. Ya no buscan un reloj de resina hipnotizados por el bailoteo de sus dígitos en el display, buscan un reloj clásico con buena visibilidad, de robusta caja de metal y con armis o clásicas correas. Buscan, por lo tanto, Edifice y MR-Gs.
La necesidad y obligación les ha hecho tener que sumergirse, como sus hijos, en la última tecnología inalámbrica con Bluetooth, con tablets y smartphones.
Tal vez su humilde F-86 sea un bonito recuerdo de su infancia que de cuando en cuando miren, pero en sus reuniones de despacho, en sus desplazamientos de trabajo, visten cosas muy diferentes.
Es un público totalmente nuevo al que se le unen jóvenes totalmente nuevos, procedentes del resurgir de los países asiáticos, y de la cada vez más homogénea moda y estilo de vida. Las grandes cadenas de alimentación, los restaurantes de comida rápida, las estaciones de autoservicio, los bancos automatizados... Todo ello nos habla de un mundo tan diferente y de un nuevo lenguaje de expresión que lleva la practicidad a un nivel totalmente desconocido para los que hemos nacido hace treinta, cuarenta, cincuenta años, y más.
Ya no necesitan un reloj que aproveche al máximo su display, que nos ofrezca la mayor cantidad de información con el máximo de autonomía. Hoy toda esa información -y mucha más- la llevan en sus smartphones, de manera que no necesitan un reloj para eso. Solo para lucir y ver la hora de un vistazo, de manera que las pantallas digitales se vuelven minúsculas e invertidas, y los índices y agujas crecen notoriamente.
Esos altos ejecutivos de hoy, esas personas de éxito que ayer fueron niños luciendo un humilde F-10, llevan ostentosos Edifice con Smart Link. Y sus hijos e hijas que estudian en Londres o recorren media Europa cuando nosotros apenas podíamos salir del pueblo a sus edades, lucen las modas de New-York y Milán, modas coloridas que se diseñan en estudios de arte y que estilistas de niveles universitarios colorean con sus ordenadores desde las centrales de Swatch o de G-Shock.
Los artistas y actrices lucen old-school de mercadillo, los A168 o A159 que solo son sombras de lo que un día fueron pero que sirven para seguir una supuesta moda contestataria que se salga de los cánones pero que sigue siendo eso: una moda. Los famosos del deporte siguen la estela de los publicitas de éxito de Red-Bull, colocando las marcas en sus muñecas con relojes Suunto o Pro Trek. Es una galaxia de caos e intereses creados donde si un día el Rangeman es el mejor reloj del mundo a la mañana siguiente su lugar lo ocupará un Mudmaster. Nada que ver con nuestro tiempo. El G-Shock de nuestra época, el DW-5000, pasó más de cinco años sin que nadie le tosiera. Hoy algo así sería imposible. Como los automóviles, las líneas de producto y su estética cambian cada vez más rápido y más deprisa, una vorágine para animar al comprador a comprar, y al consumidor a consumir.
Puede que tú, o yo, queramos salirnos de la corriente, pero somos solo unos pocos pececillos sin importancia ninguna que no importamos para nadie en esta inmensa corriente del océano de Androids, iPhones, iPads, PCs, computers, tablets, cajeros automáticos, estaciones de cobro automáticas, gasolineras de autoservicio... Y smartwatches. Un océano donde todos te venden algo, donde las revistas te venden lo último en sus coloristas anuncios, los programas de televisión intentan adherirte a sus causas, donde las redes sociales te intentan colocar sus productos de salud en primer plano, esos que te alegrarán y solucionarán la vida, e incluso con artimañas, engaños y mentiras (lo que hoy se ha dado en llamar con el rimbombante nombre de "viral") se inventan noticias de desgracias con fotos retocadas para que des "me gusta" o agresivas campañas totalmente falsas para que veas su vídeo en Youtube.
"¿Y vosotros, qué vendéis?". "Nada, solo hablamos de Casio en nuestro blog". "¿En serio? ¿Eso se puede hacer?". "Llevamos cinco años haciéndolo". Hablamos de eso porque hablamos de ti y de mi, de lo que nos ocurre cada día. Porque hablar de relojes es hablar de nuestro tiempo, y hablar de nuestro tiempo es hablar del transcurrir de la vida. Es la mejor forma de contar una historia.
Si entiendes esto entiendes por qué Casio no puede quedarse atrás, y por qué Casio vende ahora Premiums.
| Redacción: ZonaCasio.com
Pues sí. Si Casio se quedara sólo vendiendo los relojes que vendía en los 80, seguramente habría desaparecido. Casio ha de adapatarse al mercado e interpreta éste (bien o mal) según las tendencias de concumo, culturales (pseudoculturales), etc.
ResponderEliminarUna cosa es eso y otra, algo que podría hacer: tener siempre una colección heritage con muy pocos modelos que le fuera rentable, pero no la basura de ahora con cajas de resina, sino de acero. Para que fuera rentable, si es que llegase a serlo, deberían ser muy pocos modelos, pero respetando a los fieles y originales. Reediciones, como por ejemplo hace new balance con sus clásicas 991 o 1500, que se agotan y valen bastante dinero (made in USA o UK), al tiempo que al lado tienen otras modernas adaptadas al mercado actual.
En fin, que yo lo veo muy negro y dudo que la tendencia se vaya a invertir, aunque quisiera.
Cuando me refiero a cajas de resina, me refiero a las que intentan imitar al acero sin serlo; no a las que eran de plástico ya antaño
ResponderEliminarCasio hace tiempo que no atiende a razones con los Collection, por más que clamemos al cielo no vamos a ver llover.
ResponderEliminarRanas y pedruscos en forma de G-Shock es lo único que últimamente cae del cielo por parte de Casio, al menos para los que viven en su Oasis particular y disfruten de sus Premium, pero los demás como siempre, viviendo con la sequía permanente y a verlas venir, pero eso sí, con un casco puesto.
Y como dice el dicho, “nunca llueve a gusto de todos”
Bueno, el único que podría considerarse "heritage" de Casio en la actualidad es el GW-5000. El problema es que solo puedes encontrarlo en Japón.
ResponderEliminarCasio si quisiera haría relojes con cajas de metal, en efecto, el problema es que como los ponga al precio correcto y no por las nubes (ejm. gwf-d1000) ¿quién se compraría los de resina? Ahí está la cuestión. No les interesa (y creo que "ni les conviene") tener un modelo tipo Marlin porque compras ese y te olvidas del resto de la gama y de cambiar de reloj durante años. Eso no le conviene ni a Casio ni a nadie, al menos en el mundo en que nos ha tocado vivir en la actualidad. Ocurre como con la obsolescencia programada: fabricamos un coche robusto y duro como una piedra (y podeis sustituir "coche" por cualquier otra cosa: afeitadora, lavadora, refrigerador, television, smartphone...), cuando la gente lo tenga y no se le estropee, ¿a qué nos dedicamos? ¿Cerramos la empresa?
Eso era rentable antes, cualquier herramienta o útil que compraras tenía que durar y los recambios, si los necesitabas, los hacías tú o el herrero del pueblo. Y de talleres "de marca" o talleres "premium" como ahora nada, el taller del barrio que tanto te arreglaba un Simca como un Ford. Y una pieza de motor o de carrocería no había que pedirla a Corea, en tu propio país tenías la línea de montaje. Pero ahora donde las fábricas están en China o en Taiwan y producen millones de unidades diarias, ¿a quienes se las van a colocar? Pues lógico: nos inventamos biseles de colores, correas texturizadas, con este dibujo o aquel otro, camo, perlado, brillante... Hay que vender, vender, vender. Sino la multinacional se acaba. Sino las grandes marcas se acaban. Sino solo quedan los relojeros de la esquina y esos no dan beneficios ni a las estrellas "fumanchúes" del "tocomocho" y del tunga-tunga ni a los altos ejecutivos de las firmas internacionales.
Por otro lado, sí lanza reediciones, lo que ocurre es que son muy puntuales (y a precios, como bien dice Casiopeo, de reedición). Ahí tenemos los black resist del 30 aniversario, o los mismos G-Set. Pero a cuentagotas. A Casio (como a cualquier otra marca tal como está el mercado, que quiera sobrevivir) le conviene seguir la moda y las tendencias, que es lo que renueva líneas, lo que renueva las colecciones y los catálogos. Un Marlin con un módulo brutal y una caja brutal y pongamos Tough Solar o pila de diez años de duración deben temblar solo de pensarlo, ¿por qué? Porque les puede echar abajo toda la compañía (o al menos toda la división de relojes). Así que cuidado con nombrar esas cosas :D
Excelente entrada, no se puede agregar ni aclarar nada, perfecta.
ResponderEliminarDebo ser una más de las excepciones a eso. Efectivamente babeaba con los Casio, y con algunos, lo sigo haciendo. Tengo más poder adquisitivo que antaño, y llevo mis cuentas con Excel. Pero si pienso en un reloj de renombre, no me viene Casio a la mente.
ResponderEliminarMe vienen suizos de gama media (Certina, Mido, Tissot), o incluso Citizen, Orient o Seiko. Pero por Casio, la verdad que no.
Casio me viene por tecnología, algo que representa el GW-5000, si como decís fuera global. Pero lo malo, es que por tecnología, cada vez me viene más Citizen.
No no, si yo sus razones las entiendo perfectamente, otra cosa es que las comparta, que no. Coincido con Guti, a mí no han logrado meterme en la cabeza la idea de que Casio sea una marca de la que hacer ostentación, y de hecho hoy por hoy mi posición económica me permitiría tener relojes muchísimo más caros, pero no me gusta el lujo, ni el oro, ni la ostentación, precisamente prefiero mis Casio digitales porque son lo contrario al lujo, todo funcionalidad y tecnología a precios populares. O lo eran, mejor dicho.
ResponderEliminarLa deriva analógica de Casio, con esos Mudmasters y esos MR-G ultrasobrepreciados, ha acabado afectando incluso a sus digitales, 1.000 pavos por un Frogman me parece una locura, y la verdad, yo no lo daría por ningún reloj del mundo. Pretenden esa categoría Premium pasándose a las manecillas y cobrando barbaridades, y el caso es que SÍ LES FUNCIONA, les funciona en Asia, que es su mercado principal. Europa les importa un pito. Somos pocos y con perpetuar 4 modelos de la gama Collection tienen los gastos cubiertos. Si encima también nos venden sus G-Shocks multicolor con agujas ya miel sobre hojuelas. Casio da lo que su público le reclama, y lo hacen mejor que bien.
Otra cosa es que fueran un poquito menos rancios y sacaran más a menudo auto-homenajes, revisiones, ediciones especiales de clásicos, como lo quieran llamar. Y a nivel mundial, no sólo Japan domestic, ya sabéis a lo que me refiero: GW-5000, revisiones de HDs, de W-720, un marlinazo metal total con zafiro... ¿De verdad repercutiría eso en su imagen de marca, en no poder pedir luego cientos de euros por plasticotes? Lo dudo, serían relojes que no interesarían a ese público, y menos al precio carísimo que iban a tener. Unos pocos los pagaríamos, pero al fin y al cabo, carísimo.