Hace unos días me encontré con un chico que estaba pasando un auténtico calvario. Por cuestiones varias como forzar la muñeca, le había empezado a surgir dolor y llegó a verse obligado a no poder realizar determinados movimientos. Hace unas semanas empeoró hasta el punto de llegar a tener que pasar por quirófano. Ahora está en proceso de una rehabilitación lenta y dolorosa.
Confieso que a veces yo también tenía tendencia a forzar la muñeca, sobre todo en movimientos de extensión, en donde llegaba a sentir auténticas punzadas. Verlo volvió a mi mente la necesidad de tener más cuidado con eso porque podría acabar como él, aunque desde hace tiempo no tengo ese problema porque me acostumbré a evitar esos movimientos extremos reeducando mis hábitos.
¿Y cómo lo hice? Con un G-Shock.
Cuando adquirí el G-9300 lo usaba a diario en mi brazo derecho, y comprobé que había algunos movimientos que el G-Shock, por su tamaño, me impedía realizar. Entre esos movimientos -seguro que a muchos también os pasa- estaban aquellos de extensión excesiva de la mano, sobre todo en supinación. El reloj no me hacía daño, porque por fortuna era de resina y los bordes del G-9300 no son muy angulosos, pero sí me molestaba lo suficiente como para advertirme que "de ahí no era conveniente pasar".
Hoy ya no llevo ese querido G-Shock (por desgracia tuve que venderlo), pero me he acostumbrado a tener la precaución de no doblar en exceso la mano por la presencia de aquel reloj. Ninguno de los que llevo ahora (todos de Collection) tienen ese umbral de "advertencia de peligro" que sí tenía aquel G-Shock, aunque con algunos he creado yo artificialmente esa característica, aflojándoles el armis o la correa, dejándoselo lo suficientemente suelto de una forma que me recuerde también por sí mismo cuándo no debo forzar la muñeca, y si realizo algún movimiento extremo siempre está ahí el reloj para recordarme que, de esa posición, mejor no pase. Aunque es cierto que los G-Shock, por sus dimensiones, son más proclives -y más aptos- para estos cometidos, y por eso tengo muchas ganas de poder hacerme -quizá un día- con un GD-350 el cual, aunque no sea para usar a diario, sí para salir en alguna escapada donde pueda realizar algún tipo de ejercicio y necesite que el reloj siempre esté ahí para ponerme límites.
La mayor diferencia cuando uso un reloj con caja de metal respecto al G-9300 es que la "caricia" de su caja es mucho más contundente y radical que el leve tacto de la voluminosa caja del Mudman. Es cierto que los G-Shock que usé se peleaban con todas las mangas de lo que me pusiera, pero sí que eran muy útiles para "reeducar" ciertos movimientos de muñeca. Ya sabéis que, por lo general, todo tiene su lado ventajoso pero también su lado menos útil.
Si tú también sientes ese desagradable dolor punzante cuando fuerzas demasiado tu mano, cómprate un G-Shock y ponlo sobre tu muñeca. Puede ayudarte a evitar una desagradable operación quirúrgica. Eso sí, ¡cuidado no sea peor el remedio que la enfermedad y te claves el lateral de la caja en la parte superior de la mano!
| Redacción: ZonaCasio.com
Interesante reflexión, hay veces que desconocemos el motivo por el que se tienen preferencias por relojes más grandes, más pequeños…. Muchas veces podemos encontrar las respuestas por motivos ajenos a la lógica aparente, es decir, por detalles personales que se nos escapan, esta reflexión del Blog lo demuestra y explica lo complejo que puede llegar a ser el ser humano en sus preferencias personales.
ResponderEliminarEl nuevo Casio W-736H más barato podría ser un digno candidato a tener en cuenta sobre el caro Casio GD-350 ¿No te lo has planteado Bianamaran?
En efecto, y además no tendría que preocuparme en cambiarle el bisel "de goma". El problema es la caja, en el GD-350 es rectangular, como debe ser un digital que se precie. Estéticamente el GD-350 es uno de los digitales mejor diseñados, y con un módulo descomunal. Ese módulo se hubiera merecido una caja digital y meterlo en Collection, hubiera sido el reloj perfecto.
ResponderEliminar"una caja de metal" quería decir :D
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