Necesidad o gusto

La mayoría de nosotros, sino todos, quisiéramos hacer las cosas por gusto, por comodidad. Quisiéramos llevar el reloj que nos gustase, vivir en el barrio que más nos agradase, con los vecinos más "enrollados", y trabajar en donde nos sintiéramos más alegres y en la temática que más feliz nos hiciera.

Todo esto es muy bonito como sueño de adolescente, sin embargo tú y yo sabemos que por desgracia esto dista mucho de ser así. Trabajar en donde nos gustase es algo que la mayoría desearíamos, pero que solo un número muy reducido de personas pueden hacer. Lo mismo ocurre en casi todo lo demás: ni la ropa que llevamos, ni el auto, la moto o la bici que tenemos responde a nuestros gustos, unas veces por estar muy lejos de nuestras posibilidades dicho objeto y otras, en un gran número de casos, porque ni siquiera existe aquello que nos agradaría. Pero no te inquietes: las marcas ya se preocupan ellas muy mucho en crearte la necesidad del objeto que no necesitas, del que nunca te comprarías si estuvieras "en tus cabales" o de convencerte de que ese objeto es el que deseabas y el que buscabas. Vano intento porque todos sabemos que ningún objeto da "per se" la felicidad.

Pero no estábamos hablando de felicidad, en todo caso. Estábamos hablando de comodidad.




Os hago esta introducción para que os deis cuenta de la diferencia entre lo que "yo puedo usar" y "lo que me convendría usar". Conozco a una persona a la que le apasionan los relojes digitales, como muchos de los que nos leéis. Sin embargo ha llegado a la conclusión de que lo más útil para él es un ana-digi. Su problema es que había llegado a un punto en que "casi" se le había olvidado leer la hora analógica. Confesaba que iba a una estación de trenes o autobuses, a un centro médico o cualquier otro lugar parecido, en los cuales si tienen reloj lo tienen de tipo analógico, y tenía que confirmar con su digital de muñeca la hora del analógico.

Esto no es extraño cuando muchos hemos descubierto lo fácil y cómodo que es recurrir al reloj digital, y desde aquel instante desterramos totalmente a los analógicos.


Por eso hay personas que prefieren los ana-digis, porque mientras consultan la hora en la zona digital, "reaprenden" a leer la analógica, recuperando la flexibilidad perdida, algo muy importante en un mundo en el cual casi todos los relojes públicos, de tus amigos y de casi todos los escaparates en relojerías, películas y anuncios, son analógicos.

De esta forma el reloj a llevar por gusto se sustituye por el reloj a llevar "por imperiosa necesidad". Y ante eso podemos tomar dos caminos: o aceptarlo y asimilarlo, llegando a quererlo, u odiarlo cada vez que nos lo pongamos y sufrirlo a diario. Recomiendo que quien se vea en una tesitura parecida tome el camino de la sumisión y trate de aceptarlo. Al fin y al cabo puede que acabe convirtiéndose en su reloj preferido, porque conviene pensar que difícilmente encontraremos un reloj (o cualquier otro otro objeto) perfecto y que nos satisfaga al cien por cien.


Todos aquellos que tengan el problema que aquí he descrito tienen la suerte de que, si bien los digitales están en horas bajas, los ana-digi viven una segunda juventud. Casi todas las marcas, incluso las más elitistas, los tienen, y hasta G-Shock tiene de ellos una increíble variedad. De manera que aprovechemos porque quién sabe si de aquí a unos pocos años cambien las tornas y los relojes ana-digi sean los que más escaseen, y encontrar uno de calidad y con un movimiento completo sea tan difícil como encontrarlo ahora en digital. Los amantes de ese tipo de movimientos están de enhorabuena, pero esto no durará siempre, de manera que no se duerman en los laureles. Modelos ana-digi como los imponentes Gulfmaster Quadsensor GWN-Q1000 no se verán muchas veces.


| Redacción: ZonaCasio.com