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3.29.2016

Casio G-Shock DW-630: un G-Shock con un módulo de un F-91


Hubo un tiempo, tras el lanzamiento del DW-500 y antes de la llegada de Baby-G, cuando G-Shock no era la marca tan distinguida (y distintiva) que es ahora, en donde los G-Shock se aprovechaban de los módulos de los modelos Collection. Hasta tal extremo que algunos llegaron a montar módulos de las variantes de los W, e incluso hubo alguno con el que Casio llegó más allá, montando módulos de los mismísimos F Series, módulos muy parecidos a los que hoy llevan los F-91.

Estos G-Shock disponían, además, en muchas de sus variantes (como este DW-630 que veis en las imágenes) de pulsadores muy bien protegidos. No llegaban a estar hundidos en la caja, pero sí estaban muy bien salvaguardados por su bisel de generosas dimensiones, y que era sin ningún género de dudas la pieza más notoria y vistosa de todo el reloj. No en vano era la pieza -o una de ellas- que le daba nombre y sentido a estos modelos.




Con estos modelos, como ahora en los actuales Baby-G, G-Shock Mini o S-Series, se seguía fielmente el diseño resistente que le infería esa notoria cualidad y lo diferenciaba del resto. Así, podemos ver, además de la protección extra sobre los pulsadores que acabamos de mencionar, un frontal con zonas sobre-elevadas (como tienen la mayoría de G-Shock) para proteger el cristal, y una caja con laterales robustos y que sobresalían para servir de paragolpes.

Pero antes de seguir describiendo sus cualidades y sus formas, vayamos con su historia, que es realmente muy interesante y con ella también haremos justicia a un reloj que es hoy, por desgracia, un gran desconocido para la mayoría, incluso entre aficionados y seguidores de G-Shock.

A principios de los años 90 Casio se empezó a dar cuenta de que tenía un problema con los G-Shock. Éstos comenzaban a ser muy populares en Japón, con un público cada vez más fiel y ferviente, y con un creciente número de admiradores que iban siendo seducidos por las particularidades que aún hoy en día tanto nos atraen de G-Shock: su filosofía fuera de sus capacidades de resistencia, que inspiran la fuerza de voluntad y el coraje con el que todos debemos enfrentar y sobrellevar nuestros quehaceres diarios, nuestras dificultades cotidianas y problemas que surjan en nuestra vida, sin dejarnos derrumbar ni quebrantar por el desánimo.


Esa filosofía es, en el fondo, lo que inspira el concepto de G-Shock, y va más allá de un simple reloj resistente. Por eso muchos fabricantes han querido copiarles la idea a Casio, aún con buenos productos y buenas intenciones, y se han visto inmersos en el más absoluto fracaso. Porque pueden copiar el exterior, pero el carácter y la inspiración de G-Shock es algo que va con sus sentimientos desde que se han ido fraguando y fortaleciendo a lo largo de muchos años, y eso es algo que no se puede copiar con una máquina ni en una línea de montaje, ni con un diseño en 3D en un frío e impersonal monitor de ordenador.

De modo que los G-Shock fueron convirtiéndose en un producto que desde los más jóvenes hasta los mayores -de hecho los que conocieron los G-Shock ayer son la gente adulta de hoy- les fueron cautivando y fueron consiguiendo crear en ellos un vínculo especial, lograr ser unos fieles seguidores de la marca.

Pero Casio tenía un grave problema con ellos, y es que los DW-5600 y los DW-6900 que se vendían por aquel entonces eran Gs de tamaño medio, otros modelos como los DW-001 o DW-002 eran de tamaño grande. No había una variante de relojes, de modelos, que fueran al contrario, es decir: que en lugar de tender hacia cajas más grandes, tendieran hacia cajas más pequeñas. Y el DW-500, el modelo compacto por excelencia, el primer G-Shock "en formato mini", ya se había quedado algo lejos, en el pasado.

A esto hay que añadir, por supuesto, el que las muñecas de muchos, de muchísimos de los japoneses no son demasiado gruesas -y que aún no imperaba la moda de lucir "relojes paellera", dicho sea de paso-. Y también el cada vez mayor uso de relojes G-Shock no tanto por el público femenino, sino por los niños y más jóvenes, que veían en su aspecto rudo, grande e imponente, un atractivo irresistible. Es decir, los pequeños G-Shock aparecieron para un tipo de público que estaba de acuerdo con esa filosofía -que era cercano a esa filosofía que explicábamos líneas atrás- y que le gustaban por supuesto las cualidades de resistencia de los G-Shock, pero que veía con mucha problemática, por el tamaño de sus muñecas, el poder llevar cotidianamente uno de esos relojes con comodidad.


De modo que Casio retomó la idea de concepto de reloj pequeño del DW-500, y a mediados de los noventa comenzó a lanzar al mercado los modelos que le seguirían, y que seguirían también esa estética y tamaño reducido del DW-500. Y esos eran estos modelos, los DW-XXX, que indicando que eran de tamaño más pequeño, de un tamaño contenido, en lugar de numerarlos por unidades de millar, los enumeraban por centenas. Así nacieron las series posteriores a la DW-500, y las series DW-600. En la DW-500 intentaban seguir la estética del modelo de la serie 5x, de los G-Shock llamémosles "normales" o convencionales, y la serie 600 intentaba seguir la estética de la serie 6x de sus hermanos mayores. En mitad de las dos, entre unos y otros apareció este modelo que podéis admirar hoy en Zona Casio, que era el Casio DW-630, que se colocaba justamente entre los 5 y la 6, teniendo como modelo superior en esa serie el Casio DW-640.

Este modelo DW-630 se distinguía no solo por su tamaño, sino como algo inusual en Casio, el haber utilizado un módulo heredado de la serie F, algo inédito y nunca jamás repetido en la historia de G-Shock. Un G-Shock -todo un G-Shock, no lo olvidemos- que utilizaba, ni más ni menos, que un módulo de un F-91. Algo asombrosamente extrañísimo y que sería imposible de ver hoy en día, pero que nos deja patente cómo antes Casio podía tirar sin ningún problema de módulos asequibles, mientras que ahora ha pasado precisamente al extremo contrario, y en lugar de eso se decantan más hacia la exquisitez, el lujo y la exclusividad con sus modelos Premium de G-Shock.


Pero no nos engañemos: aún así, aunque posea este módulo -que será recortado y todo lo que se quiera, pero en mi opinión es genial porque para mí es uno de los módulos que más identifican a Casio y de los que más me encanta, al pertenecer a una de las series por las que tengo más debilidad, las Series F- cualquiera pudiera pensar que es un reloj "simplón", pero ni muchísimo menos. En el frontal posee la palabra "G-Shock", con todo lo que eso conlleva y significa, y el Casio DW-630 es un más que digno representante de esa gama, puesto que por su construcción es todo un G-Shock. Estamos hablando de un reloj con un módulo incrustado en una caja con las mismas especificaciones de resina mezclada con fibra de vidrio, que por aquél entonces Casio ya utilizaba en los mismos DW-5600E que salieran al mercado y del cual eran contemporáneos. Y por su peso se nota que es la misma construcción. En su interior un anillo metálico protege al módulo -nada que ver con los F-91, como podéis comprobar- de una forma muy parecida a como lo hacían los antiguos HD. Eso no es todo, cuenta también con las almohadillas protectoras anti-impactos en el interior del mencionado módulo, algo identificativo y exclusivo sólo de los G-Shock más genuinos, y posee, por si fuera poco, el típico bisel de G-Shock. Estamos hablando de un bisel que protege la caja bajo él, un bisel de goma que cumple las mismas funciones de absorción de impactos como en cualquier otro G-Shock que se precie.

Además, para redondearlo todo, tenemos la correa con anclajes en la caja que la fijan y evitan el contacto directo de la parte trasera del módulo contra superficies duras, también marca de la casa en G-Shock.

El cristal es un pesadísimo y brutalmente duro cristal mineral, la resistencia al agua no es de 50 metros, como tienen muchos de los modelos W de su especie con cajas de resina, sino que ya es de unos más que dignos 100 metros. La junta tórica posee los dos rieles que retienen la suciedad y el agua, y no tiene ese simple riel de otros módulos convencionales, o incluso ninguno, como poseen modelos como Edifice en su EFD-1000, sin ir más lejos. Este Casio DW-630 posee nada menos que dos sistemas de guía para el mencionado cierre estanco. Y, por último, por si alguien tenía dudas, lo giramos, le damos la vuelta y detrás, en la tapa de cierre, encontramos las características señas de identidad de G-Shock: "Shock Resistant", que tan reconocible y mítico es para todos los aficionados a G-Shock desde su histórico primer modelo. Y es que éste es el mismo logo que ya incluyera en su trasera el DW-5000, casi nada (por supuesto, en el DW-5000 con caja metálica y cierre a rosca, pero el emblema es el mismo).


Estos modelos aparecieron en el mercado y pronto fueron conocidos en Japón, se les llamaba popularmente, como "baby-Gs", es decir, "G-Shock pequeños" o "bebés G-Shock". Con ese apodo eran tan conocidos que hizo que Casio lo llegara a adoptar, y estos modelos fueron los últimos en ser lucidos no solo por los hombres que les gustaban o buscaban relojes G-Shock más pequeños, sino que fueron muy populares entre las mujeres y los adolescentes, y por eso Casio empezó a crear los primeros Baby-G como tales. Les retiró la denominación G-Shock y en su lugar estampó lo de Baby-G, por ello el modelo que estás viendo fue el último de su estirpe y uno de los que estuvieron durante menos tiempo en fabricación y en circulación, ya que pronto Casio lo sustituyó en el mercado por los ejemplares de su reciente creada línea Baby-G.

Fue así como fueron surgiendo los primeros Baby-G, que luego darían lugar a escisiones como la G-Shock Mini, o las actuales S Series.

De modo que estos G-Shock, y a pesar de que se distribuyeron por muchos países (su difusión fue internacional, no se quedaron solo en Japón), no estuvieron demasiado tiempo en el mercado, estuvieron apenas un par de años -ni tan siquiera- y pronto fueron sustituidos por los Baby-G, de manera que estos G-Shock a día de hoy no es solo una tarea difícil encontrárselos, sino que es muy complicado dar con ellos debido a que existen muy pocos ejemplares (y aún menos información sobre ellos), y menos aún con este módulo tan peculiar de un F-91 (o de las F-Series, si se quiere ver así).


En cuanto al módulo, ya he mencionado algunas de sus características, es un módulo calcado al utilizado en un gran número de Series F de los noventa (F-84, F-90, F-91, F-99, F-94...), aunque originalmente fue un módulo creado en los años ochenta, con la diferencia de que en éste el módulo posee un LCD con mucho contraste, es impresionante la calidad de su LCD. Y es que aunque la circuitería y diseño provengan de la Serie F, el módulo en sí es todo un G-Shock y un desarrollo por y para G-Shock, siendo un módulo totalmente rediseñado para estos modelos, y tanto es así que el LCD es nuevo, y la carcasa y disposición de la pila en su interior, todo el diseño interno, es diferente al resto de modelos Serie F. Debido a eso es que posee detalles de categorías superiores, como la pila instalada en un compartimento específico de la misma forma que poseían los modelos G-Shock originales, y gracias a lo cual no es necesario desarmar todo el módulo como en los modelos de la Serie F. Por ello estamos ante un módulo que aunque en funciones y especificaciones es archiconocido (con sus tres característicos pulsadores) en materia de construcción es bastante inédito y muy singular, porque ya lo quisieran para sí muchos de los F-91, o muchos de la Serie F. De hecho está a años luz de ellos porque se vendía como un G-Shock, y es un G-Shock con todos los derechos y con todas las de la ley.

El Casio DW-630, de tamaño más contenido (porque en lugar de ser un G-Shock "a lo grande" como lo eran los DW-001 que mencionaba antes, es decir, lo que en la actualidad sería un G-Shock de la talla X) sería uno de las actuales S-Series, sería un G-Shock "de talla mini". Pero todo un G-Shock.



Casio DW-640, otro de los G-Shock con un archiconocidísimo módulo de los Collection, en este caso basado en el de los W-740.

No obstante de tamaño tampoco es que sea radicalmente diferente a los DW-5600, debido más que nada a sus generosas proporciones en el bisel, ya que posee un bisel con un diseño y unos laterales que infunden respeto solo con verlos, que capta todas las miradas. Originalmente, además, incluía protección extra con bull-bars, -ya sabéis que en los noventa era lo que se llevaba en G-Shock, y la mayoría de sus series estándar los tenían-, aunque estéticamente el reloj gana muchos enteros así, con el display más libre y despejado que con las molestas barras anti-impactos (almohadilladas, por cierto).

Podría decirse que este modelo colaboró a crear en G-Shock ese aura de reloj genuino, y además propició su popularización, la difusión de la marca y su conocimiento hacia usuarios y personas que hasta entonces la habían mirado con reticencias (y, por supuesto, gracias a ellos surgió Baby-G como marca, algo vital y que no hay que olvidar aunque Casio en el 20 aniversario celebrado el año pasado no los haya ni mencionado), o a personas que mirasen a los G-Shock con deseo pero que, como esas estrellas de cine de medidas provocativas e insinuantes, y sugerentes formas de cuerpo, inalcanzables para el resto de mortales. Este modelo, y los modelos que lo acompañaron como los DW de las series 500 y los DW de las 600, fueron compañeros ideales para los hombres que tenían la muñeca estrecha, y también para las mujeres. Abrió las puertas a que se fortaleciera la relación de G-Shock con el público en general (y con los adolescentes y niños), y en general con todos los que sintonizaran con la marca independientemente de sus preferencias o constitución física. En suma: democratizó a G-Shock.


El Casio DW-630 colaboró también a crear ese clima de confidencia y cercanía que aún hoy todos los poseedores de G-Shock mantienen y alimentan entre sí.

Es una lástima que en lugar de este tipo de relojes, G-Shock solo tienda ahora hacia el lado totalmente contrario, hacia el extremo opuesto de la opulencia, que es la creación de relojes elitistas, más grandes y con cajas con materiales más cercanos a la joyería que a la practicidad. Este modelo era la antítesis de todo eso. Y no esta mal darle su protagonismo para recordarnos a todos que hubo un tiempo en el que G-Shock no eran solamente los Masters of G y los Premium que conocemos ahora, sino que había modelos también tan humildes como éste, con un sencillo módulo de la Serie F (sencillo en apariencia, en construcción e internamente ni mucho menos), y con todos los atributos en ventajas y virtudes que tienen, y tenían, todos los G-Shock.









| Redacción: Zona Casio

4 comentarios:

  1. He disfrutado un montón con este artículo. Primero, porque hacía tiempo que no os currábais un homenaje así, y segundo, porque no conocía en absoluto el modelo, ni ese módulo 1104 tan parecido al del F-91W, que no hace más que demostrar, la excelente base que es.

    Transmitís de maravilla el sentido de un G-Shock en el día a día, es como un Madelman, el reloj que lo puede todo, y que por tanto no te va a limitar, empujándote a superar todos los obstáculos, aunque probablemente estos sean en una oficina. Creo que no lo he comentado aquí, pero exactamente eso fue lo que me inspiró a escribir, o mejor dicho iniciar, el relato de Empieza el día.

    Me viene a la memoria también como en las anticipos a Navidades, cumpleaños, etc, me pateaba con la familia relojerías buscando mi regalo. Con 10, 12 o 14 años, era fiel de los clásicos F y W, que son los que me gustaban. Luego con 16 o así vendrían los TGW. El caso es que al probarme el DW-5600C, lo noté enorme, pesado, incómodo, y opté por el mencionado TGW-10. Así que entiendo como se sentían los japoneses en aquella época.

    Hoy puedo llevar el GW-5000 en plan más o menos formal, y no pasa nada. E incluso podría hacerlo con el GW-6900 por fuera de las mangas. Efectivamente las modas han cambiado, y también mi muñeca.

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  2. Excelente artículo y no de no menos calidad el comentario de Guti.

    Gracias a ambos.

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  3. Excelente artículo y no de no menos calidad el comentario de Guti.

    Gracias a ambos.

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  4. Muchas gracias por el artículo, no conocía el modelo y es un modelo digno de cualquier colección por muchas razones, su sencillez, ser el orígen de una serie, su tamaño, etc.

    Pero hay una cosa que me ha llamado poderosamente la atención, más que el módulo, tamaño, etc. y es la pobre tipogragfía usada en el bísel y concretamnete en la indicación 100M, ya no respecto a modelos de la serie sino de series inferiores. La trasera en cambio tiene un grabado de calidad, es algo que me ha llamado la atención.

    Muchas gracias por el artículo.

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