¿Qué diferencias hay entre los Premium de ahora y los "premium" de antes?

Digamos las cosas claras: Casio siempre ha tenido modelos premium en su catálogo. Desde aquellos TW-7000 en los ochenta, hasta los MR-G o Data Bank DB-100 y DB-101 de titanio, nunca dejó de ofrecer modelos a un coste más elevado que el resto, y con materiales exóticos y "de lujo".

La creación de una línea dedicada específicamente para ello responde más bien a otras cuestiones, no solo de imagen, de ventas y estratégica, sino de desvinculación con la imagen de "Casio's sufridos" que, sobre todo en occidente, se tiene de ellos.




El recurrir a la creación de submarcas premium para el segmento de lujo está de moda. Hace pocos días Hyundai anunciaba la escisión de su modelo Genesis, para crear una marca premium del mismo nombre. Vender productos de lujo da muchos beneficios.

Es muy evidente, la brecha entre las escalas sociales aumentó significativamente durante la última crisis, algo que también dicen en multitud de libros, y desde que el capitalismo invadió el mundo es más acuciante aún: la distancia entre ricos y pobres ha crecido abismalmente en los últimos años. La clase media está desapareciendo, cada vez hay pobres que son más pobres y, por contra, cada vez hay menos ricos, pero éstos son más ricos que nunca. Tienen más dinero y poder como nunca antes tuvieron, en ningún otro tiempo a lo largo de la historia. Ni siquiera en la época feudal.


Eso ha creado un resquebrajamiento no solo a nivel social, también a nivel de productos. Los artículos que adquirimos cada vez son peores y de calidad más baja. Muchos de nosotros, al ser el único tipo de producto que podemos adquirir, es el que nos compramos. Porque la distancia entre un producto de calidad mediocre tirando a mala, y uno de calidad mínimamente aceptable es brutal. Entonces ese producto "mínimamente aceptable" se convierte automáticamente en producto elitista, "en marca premium" añadiéndole valores de imagen, diseño, materiales y acabado y el producto medio de calidad asequible que antes podíamos adquirir, y que era la mejor opción, desaparece. Y su lugar lo ocupa el carísimo producto que une la calidad al lujo, a la estética, y a la imagen.

Se pueden poner como ejemplos todo tipo de artículos, desde máquinas de afeitar, electrodomésticos y ropa, hasta coches. Pero ya que estamos en un blog de Casio, hablaré de Casio.


Los "premium" medios de antes han dejado de existir. Ya no hay ese tipo de relojes en las franjas medias de Casio, las genéricas y accesibles para todo el mundo, como Collection o Data Bank, las cuales mantienen relojes mediocres apenas representativos de lo que antaño fueron. Ahora los premium tienen su propio nicho a los que sólo pueden acceder unos pocos afortunados: Giez, MRG, MT-G y, por supuesto, Oceanus.

Pero lo peor no está en la gama media. La gama más baja también sufre. Alcanzar modelos "para pobres" como los F-2x, los F-3x o los F-1x de antaño tampoco existe hoy. Su coste barato no interesa cuando por el mismo precio puedes tener otros modelos mediocres, así que el reloj "tirado de precio" pero de calidad ha desaparecido de las tiendas. Casio siempre ha tenido modelos "premium", lo mismo que Citroen sin necesidad de contar con DS, y lo mismo que Renault sin necesidad de contar con Initiale Paris o Ford sin Vignale. Que ahora expresamente se creen marcas cuyos catálogos estén llenos de artículos o modelos de lujo responde a necesidades del mercado, a que hay mucho dinero en los bolsillos de una cantidad de gente que se ha ido enriqueciendo pisoteando a la clase obrera, acumulada ahora en ingentes cantidades de personas anónimas que hacen cola en las listas del paro.


Pero también tenemos nuestra parte de culpa. Al fin y al cabo somos nosotros también quienes alimentamos al sistema. Si tienen marcas premium y desaparecen los productos de calidad básica de antes es porque en parte lo hemos permitido, adquiriendo esos productos que no valen para nada. Si no los vendieran, simplemente tendrían que dedicarse únicamente a lo Premium (como algunas firmas elitistas hacen), o repensar sus planteamientos.

¿Qué nos queda, entonces? Nuestro viejo reloj de los ochenta nos cuenta una historia que a lo peor no se volverá a repetir. Es lo que hay. A seguir comprándole a los chinos, pronto tendremos que barrer sus casas y limpiar sus retretes para poder sobrevivir. Ellos serán parte de esos nuevos ricos también.


| Redacción: Zona Casio