Mi Creative Zen acabé regalándoselo a mis sobrinos. A pesar de ser un excelente reproductor (con radio incluida) siempre llevaba el miedo en el cuerpo de que su batería se acabase agotando. A veces lo llevaba conmigo mientras escuchaba música, y siempre tenía que estar pendiente del soporífero icono de batería. Le dije adiós y decidí buscar otro reproductor a pilas. Con él, podía usar pilas recargables, recargarlas cuando llegase a casa y, fuera, llevar una de repuesto. Si el icono de agotamiento de pila aparecía, simplemente se la cambiaba y tenía ya unas cuantas horas "de relax" sin pensar en agobios de energía.
Con los smartwatches está ocurriendo otro tanto. Gente que ha empezado a comprarlos y luego, a las primeras de cambio, a desengañarse, decepcionarse y mal revenderlos. Los anuncios clasificados en páginas de segunda mano están llenos de smartwatches nuevos, en sus cajas, y apenas sin uso.
Resulta cuanto menos curioso, pero parece que nos hemos ido acostumbrando a que nos decepcionen los artículos tecnológicos. No hablo solo de relojes, sino también de receptores de radio, e incluso de bicicletas eléctricas, que prometen en sus especificaciones autonomías de casi cien kilómetros y cuando te subes a ella descubres con horror que apenas llegan a los veinte.
Claro, los fabricantes siempre encuentran excusa, y aducen que eso es debido a que sus cifras de autonomía están realizadas en laboratorio y bajo condiciones "óptimas" de clima y tráfico, y que los datos de autonomía son solo una estimación. Lo mismo que las tablets, los smartphones y, ahora, los smartwatches: sus datos de autonomía están hechos con baterías nuevas y a plena carga, no tras cuatro o cinco meses de usos -y abusos- constantes. Claro que si compras un aparato de estos para tenerlo guardado en un cajón sin poder usarlo, ¿qué sentido tiene?
Luego lees sus páginas webs oficiales y pareciera que comprándolo te llevas el mejor aparato del universo, ¡todo lo que tiene te va a hacer la vida de color de rosa!
Como se dice popularmente, las palabras son gratis, y éstas se las lleva el viento. Si a los publicistas les creciera la nariz como a Pinocho con cada mentira que dicen, escriben y publican, algunos tendrían que llevar una mochila para meter en ella los kilómetros de "nariz enroscada" que tendrían. A los pocos meses descubrirás que ese aparato tan genial ya tiene sustituto "mucho mejor", y del mismo no hay rastro de su existencia por ninguna de las páginas de su fabricante. Duró lo que tardaron en fabricarle un sustituto, y ahora el sustituto viene con mejoras que hace parecer al anterior una basurilla. Como los anuncios esos de coches que ponen el último modelo de determinado fabricante por delante, y te lo venden con palabras estilo "este es mejor que los demás", y descubres fijando la vista que "los demás" coches que lo acompañan en el anuncio son versiones viejas... ¡del mismo fabricante! O sea, que dentro de poco tiempo tu nuevo coche -o artículo tecnológico que sea- no valdrá un pimiento tampoco.
Si los coches tienen cada vez una vida de modelo más corta (es extraño el modelo que no se renueve cada dos o tres años), los productos de electrónica de consumo mucho más. Son raros los casos en los que estén varios años en el mercado, enseguida llegan versiones, actualizaciones o "remiendos" dispares.
¿Y qué podemos hacer nosotros, como consumidores? ¿Cómo podemos responder a ello? A veces lo único que podemos hacer es devanarnos los sesos en busca de ese producto diferenciador, probablemente pagar un poco más por él al adquirirlo, y confiar en que no sea retirado del mercado para sustituirlo por otro con aparentemente lo mismo, pero de peor calidad. Del mismo valor monetario, incluso del mismo color y diseño, pero de mucho menos valor práctico y temporal.
Esa búsqueda cada vez será más difícil y complicada, y por todos lados, desde todas las partes, nos intentan hacer creer que estamos equivocados. Si antes, en los ochenta y también en los setenta, la autonomía era una cuestión de primer orden en cuanto a importancia, hoy se ha ido relegando a favor de términos más modernos, más "vendibles", más "cool", como conectividad, personalización, velocidad... Los dispositivos electrónicos te prometen hacer todo eso, ser más compatibles, ver más cosas en ellos, y hacer tareas más rápidas. ¡Ah!, ¡que en mitad de la conversación o del vídeo te quedas sin batería! ¡Es tu problema! Y los smartwatches otro tanto de lo mismo. El próximo año veremos si Casio hace algo diferente o se pierde de nuevo entre los árboles del bosque, entre toda esa maraña de dispositivos que ofrecen tanto, que prometen tanto, que dicen tener tanto... Pero curiosamente a las primeras de cambio nos hacen echar de menos nuestro viejo reloj a pilas. Por algo será.
| Redacción: Zona Casio
Preciosas las fotografías que ilustran el artículo, me encanta la primera con el GW-5000 y el GW-6900.
ResponderEliminarIncluso Casio, va acabando con esto, con parece menos nuevos Tough Solar, y más pilas en nuevos modelos, sean estas de larga duración o no.
No olvidemos el propio GW-6900, descatalogado en muchos mercados, en favor del GD-X6900.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarYo evito todo aquello que tenga baterías recargables, salvo el smartphone porque no queda otro remedio; porque antes o después (más antes que después) acaba dando problemas. Todos mis Casio son de baterías de litio, mis Seiko, automáticos o modelos "vintage" con batería de óxido de plata, mi aspiradora, de cable, etc.
ResponderEliminarLa tecnología avanza muy deprisa pero lo que no avanza tanto (o no les interesa que avance hasta que la tengan bien amortizada)es la tecnología de almacenamiento de energía que sigue siendo fundamentalmente de iones de litio, que comenzó a generalizarse sobre todo en los móviles a finales de los 90; y ya ha llovido desde entonces.
Por el bien del planeta y del consumidor todos los relojes deberían tener pilas de larga duración, no digo que todos sean de 10 ó 7 años, pero si al menos de 5 a 3 años de vida.
ResponderEliminarEn los años 70´ lo normal era encontrar relojes con duración de batería de 1 y 1.5 año, eran otros tiempos y la electrónica no estaba tan afinada, ya en los 80´ con los nuevos avances electrónicos lo normal era que una pila de reloj durará entre 2 y 3 años, actualmente lo normal es encontrar relojes con autonomías de 5, 7 y 10 años fundamentalmente en los digitales, por eso resulta absurdo y arcaico que sigan saliendo nuevos relojes con autonomías de 2 años, no tiene lógica.
Por suerte los relojes digitales por norma general consumen menos batería que los analógicos por lo que resulta mucho más fácil encontrar relojes con +5 años de autonomía, veo más natural y ecológico usar las pilas de larga duración para los relojes digitales, mientras que para los analógicos me gustan más que sean automáticos y si son de cuarzo que sean Solares, creo que deberían desaparecer los relojes con una autonomía inferior a 2 años debido fundamentalmente al tremendo derroche y gasto de pilas de muchos relojes analógicos incluyendo los cronógrafos, deberían salir todos los relojes de fabrica con una autonomía minima de 3 años ¿Cuantos millones de pilas nos ahorraríamos por el bien del planeta y de nuestro bolsillo? otra cosa es que se quiera hacer.
Particularmente soy un entusiasta de las pilas de 10 años de los relojes de Casio y de Citizen, me parecen todo un acierto y son mucho más cómodas e igual de ecológicas que lo puedan ser las pilas y acumuladores de los relojes Solares que también tienen una vida media de 10 años, así que entre una pila de 10 años y un Solar me quedo con la pila de 10 años por su comodidad y versatilidad además de que normalmente estos relojes llegan tranquilamente a los 15 años sin necesidad cambiar la pila, para todo lo demás donde este un buen automático que se quiten las pilas, pero este ya es otro cantar….
Sobre los relojes inteligentes mejor no hablar, a nivel de autonomía están peor que los primeros relojes de cuarzo de los 70´ que algunos de ellos tenían una autonomía de solo 6 meses o menos, vamos, que están todavía en fase Beta, un derroche de energía y de dinero inútil, quizás dentro de 10 años la cosa cambie, pero hoy en día es uno de los artilugios electrónicos más surrealistas que te puedes comprar si el bolsillo te lo permite, que esa es otra.
En los móviles también utilizo los modelos con autonomía de larga duración como los Nokia Básicos que la batería dura semanas.
Bueno, de iones de litio se generalizaron en los noventa por peso, pero de hecho la tecnología de baterías es más antigua aún. Las de cadmio desde la época de los primeros años del siglo XX, con los vehículos eléctricos. El mayor avance fue el de ni-mh, que lograron conseguir eliminar por fin el efecto memoria de las cadmio. Las de iones de litio no aportaron en sí nada nuevo a nivel tecnológico (de hecho, aportaron más peligro de explosión).
ResponderEliminarQue una batería puede durar mucho (y muchos meses) ahí lo demuestran los capacitadores y acumuladores. Otra cosa es que, como muy bien dices Carlos Yepes, no interese o no quieran. Pero es simplemente por eso, un acumulador que no se rompa no sirve porque la empresa quebraría (ejem... eso dicen). De hecho hasta Renault las alquila para sus coches, no las puedes adquirir, y si llegan hasta esos extremos...
Yo iría más allá aún Apolino. Creo que deberían salir todos los cuarzo de fábrica con autonomías de 5 años mínimo. Tecnología para hacerlo posible existe, pero ya vemos que esa no es la tendencia: ahora incluso les ponen dos pilas (una de ellas para la iluminación, que hacen juegos de colores y queda muy bonito). Es incomprensible totalmente. Luego venden la moto en sus memorias sostenibles que son una empresa verde... ¡y un carajo!.