Casio H111, el Casio Melody que todos soñaríamos con tener

Si hay una gama de relojes dentro de Casio que impresiona a propios y extraños, ésta es la Melody. Aparecidos a principios de los ochenta, esta gama de los "Melody Alarm" se destacaba por ofrecer alarmas sonoras que simulaban cancioncillas (de Navidad, para cumpleaños...), y que podían ser utilizadas también como señal de la alarma.

Con el paso de los años estos modelos fueron cayendo en desuso y desapareciendo del mercado. Entre otras razones, la llegada de las consolas portables y de los reproductores de música portátiles hizo que ya no sorprendieran de igual forma y que por tanto tampoco se les echase en falta. Pero han quedado como esos relojes anecdóticos, especiales y curiosos que tanto nos sorprenden. Unos vivos ejemplos de la espectacularidad de la era dorada del cuarzo.




Pero si los Casio Melody ya son espectaculares y únicos de por sí, entre ellos también existen diferencias. Y uno de los más especiales es el modelo H111, cuya caja era de acero macizo y su módulo, el 82, nos indica claramente lo temprano de su lanzamiento (data de 1980). Posteriormente los Melody serían de cajas de resina o, a todo lo más, de cajas cromadas. Tal como los AE en LCA (existieron pocos con cajas macizas, pero existieron), las cajas de metal para este tipo de modelos eran bastante raras, porque encarecían el precio de un producto que, primordialmente, estaba dirigido a un público juvenil que no quería (o no podía, que también solía pasar) desembolsar mucho dinero por un reloj con una caja más seria y una construcción más robusta. Por supuesto, pocos en aquellos años se planteaban la idea, ni siquiera pensaban sobre ello, en conservar para la posteridad ese reloj y en cómo le afectaría el paso del tiempo a una caja de resina si se le sometía a un uso continuado.

Espectacular es también ver las características salidas frontales, esas aberturas del altavoz tan genuinas de estos modelos, y cómo la mayoría con cajas cromadas o de resina pintada han acabado con esa parte totalmente destruida. En las imágenes que veis, aunque el reloj parece haber tenido un trato (un maltrato, más bien) rudísimo, continúan con una apariencia bastante digna.


Éste es un claro ejemplo de por qué las cajas de metal son tan admiradas, y tan valoradas, y de lo bien que lo hacía Casio antes que, aunque eran difíciles de encontrar y más caros, ofrecía este tipo de alternativas junto con cromados y de resina, hoy imposibles de encontrar en sus relojes digitales, incluso aunque nos vayamos a G-Shock.

Algo que no deja tampoco de ser importante es la especial pátina que tienen estos modelos afectados por tantos años y tantos trasiegos. Les dota de muchísima personalidad, y aunque salta a la vista que están muy deteriorados por incontables impactos y arañazos, aún son realmente utilizables, y aún son capaces de soportar unos cuantos años más. Por desgracia es algo que no podrán decir otros relojes, y por desgracia es algo que en Casio echamos cada vez más de menos. Sí, está bien que hagan modelos asequibles, que fabriquen las E-Series o las resinas reforzadas. Pero el metal macizo transmite esa sensación que no dejan los otros materiales. Lástima que modelos, medianamente asequibles, de macizas cajas de titanio o acero de antes, ya apenas se vean en los digitales de ahora. Los tiempos han cambiado, lo sabemos, e incluso el plástico ya supera con mucho a los otros materiales usados por un enorme número de fabricantes (Timex, Swatch, Suunto...)... Así que no queda otra que seguir a rajatabla éste consejo: conserva tu digital de caja metálica como oro en paño. No sabemos cuándo tendremos la suerte y la dicha de poder hacernos con otro igual.



| Redacción: Zona Casio