Son bastantes conocidas las pruebas que a los relojes digitales se les sometió en sus inicios para poder discernir y valorar su eficiencia en situaciones peligrosas a las que normalmente se enfrentan las Fuerzas Armadas. La USAF, con ayuda de la RAAF y el grupo australiano de ciencias de la defensa (el DSTG) evaluaron 500 prototipos de relojes para desarrollar las especificaciones militares MIL-M-87967, que vieron la luz en diciembre de 1980. Como resultado de estas pruebas y tests se fabricó el modelo militar de Stocker & Yale, el famoso Type III Class A. Este reloj (que puedes ver en algunas de las imágenes que adjuntamos, así como su manual original) tenía una forma muy parecida a los W-202 actuales, y contaba con una correa de nylon. El modelo tuvo su difusión exclusivamente en el mundo militar, y era resistente a los golpes y sumergible hasta los 100
¿Y por qué todas esas pruebas dieron como resultado un modelo digital y la popularización y uso, más tarde, de los G-Shock por los militares? En las conclusiones del informe encontramos la respuesta: "para el Departamento de Defensa de los Estados Unidos" -decía el informe- "los relojes digitales cumplen con los requerimientos de seguridad y operacionales (...). Los relojes con display digital son preferibles a los modelos analógicos, en particular en aquellos casos en donde se requiera una exacta representación del tiempo". Las ventajas que ofrecían los digitales llevó, por tanto, a que se fabricara uno en exclusiva para las Fuerzas Armadas.
Pero el tiempo pasaba, la tecnología evolucionaba y en el campo de batalla se necesitaba algo más. Así, en septiembre de 1994 el laboratorio de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos llevó a cabo un estudio para el uso de modelos digitales con brújula en el campo de batalla. La documentación se desclasificó un año después, en noviembre de 1995, y entre los modelos con brújula que los militares testearon sólo se encontraba un reloj: un Casio Pathfinder (que era el nombre de los Pro Trek en los Estados Unidos). El reloj fue desarmado y analizado en profundidad, y en la parte dedicada a este modelo de Casio se puede leer "la brújula electrónica de este reloj tiene la ventaja de poder utilizarse fácilmente en el campo de batalla, pudiendo servir para triangulaciones y otros tipos de orientación. Como la brújula solo necesita una fracción de las capacidades del microprocesador, se le pueden añadir futuras funciones de manera sencilla. Estas actualizaciones podrían incluir un equipo GPS, generador de mapas, calibrador u otros tipos de sistemas".
Los problemas que veían respecto a la brújula lensática era un mayor peso, la sensibilidad del sensor y la obligatoria -y obvia- necesidad de tener que funcionar con pilas, además de la problemática de hacerla funcionar en movimiento. Algunos de estos aspectos ya han sido solucionados con la llegada de tecnologías como el Tough Solar, o la ligereza de los modelos Pro Trek actuales.
Stocker & Yale Type III:
| Redacción: Zona Casio
Interesantísimo, no conocía en absoluto dicho fabricante. Habrá que ver lo que hacen en nuestros días.
ResponderEliminarDecís que era WR100, sin embargo en la primera foto de la trasera, la que habéis titulado "Stocker & Yale 4" dice 100 feet, es decir 100 piés, no 100 metros.
Pues sí, gracias por el apunte, Guti, es 100 pies (30 metros) no 100 metros. Se me pasó completamente. De hecho cuando estaba subiendo las fotos me dije: "que raro que un modelo de tapa a presión de esa época sea 100 metros" :D
ResponderEliminarMuchas gracias de nuevo por la corrección!