¿Puede ser que ponerte el reloj sea uno de los mejores momentos del día? Pudierais pensar que es una tontería esto que digo, pero es en los pequeños detalles en donde está la auténtica felicidad. Y los niños lo saben muy bien. Recuerdo cuando trabajaba de voluntario para una ONG con niños problemáticos. Había una niña que la ponían aparte porque no dejaba de incordiar y molestar a los demás. Una de las pocas cosas con las que se sentía a gusto, tranquila y feliz, era con la iluminación EL de mi Casio. Se lo dejaba y podía pasarse horas con él. Así acabó como acabó el pobre reloj (y sus pilas). Aunque parecía que Casio lo había fabricado pensando en ella: tenía dos pilas, y una era exclusivamente dedicada al panel de iluminación electroluminiscente (en un azul brillante precioso, por cierto).
¿Quién no recuerda, además, aquéllos días de colegio, cuando los relojes Casio hacían sonar las horas por toda la clase? Era una bendición, y en más de una ocasión nos sacó de un "apuro", ¿verdad? "Ya es la hora, profesor".
No sólo eso. Cuando en los partidos que hacíamos por el barrio alguien tenía un reloj digital con cronógrafo (¡y que supiera manejarlo!), ¡qué bien, ya podíamos cronometrar los tiempos de partido! (¡Y ya teníamos árbitro!). Y... ¿quién no se ha dedicado a calcular los precios con su flamante reloj calculadora mientras acompañaba a su madre al supermercado? ¿Quién no ha reunido a toda su pandilla a su alrededor para ver si el G-Shock era tan indestructible como decían? ¿Quién no jugaba cuando se encontraba sólo y aburrido con su reloj en los parques, más aún si dicho reloj incluía juegos? A la mínima oportunidad siempre recurríamos a él.
¿Quién, mucho tiempo después, no ha salido a la aventura teniendo como compañero de fatigas únicamente a su reloj? ¿Quién no ha trabajado en la calle, bajo frío y penurias, controlando constantemente el tiempo con el Casio en su muñeca, esperando el momento de terminar la jornada y volver a ser libre?
Los que ya peinamos unas cuantas canas proveníamos de un mundo donde cronógrafo, temporizador o multi-alarmas no existían en el día a día. Experimentamos entonces aquéllos relojes tan fantásticos de la primera era digital, que para nosotros eran casi ciencia-ficción, abriéndonos a un mundo de infinitas posibilidades. Nosotros fuimos la primera generación digital, y a nosotros compete dejar ese testigo a generaciones futuras. Para que los niños de hoy sepan admirar la maravillosa magia que se esconde detrás de los dígitos en movimiento de un reloj.
| Redacción: Zona Casio
a los niños les chifla la iluminacion EL, doy fe de ello!
ResponderEliminar...me integro recién a la comunidad !! saludo grande desde Montevideo -Uruguay , me encantó el artículo. Abzo.
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