Muchos científicos e historiadores llevaban desde tiempos inmemoriables intentando resolver un curioso enigma: cómo podían orientarse los antiguos vikingos que asolaron las costas europeas a principios de la Edad Media entre la niebla. Gracias a ello lograron la fama de navegantes inigualables, pero los expertos no se explicaban cómo es que no se perdían en medio del mar en unos tiempos anteriores a la brújula y en donde la noche polar no les permitía tampoco guiarse por las estrellas.
Pero tras una investigación de un grupo internacional de científicos se logró dar con la solución para resolver este curioso enigma: al parecer, utilizaban la polarización de la luz. En efecto, usaban ya un principio que es el mismo que usamos ahora para poder ver la hora en los relojes digitales. Como veis, los conocimientos se entremezclan y al final resulta que muchas de las aplicaciones de hoy en día de la tecnología más puntera no son tan innovadoras.
Para la polarización de la luz utilizaban piedras, que perfectamente pueden ser cuarzos. Pero muchos os preguntaréis qué es esto de la polarización, porque aunque seguramente lo habéis estudiado, quizá ya no lo recordéis. Como sabéis, la luz viaja de forma perpendicular (o, mejor dicho, las ondas electromagnéticas que contiene). Cuando todas estas ondas apuntan a la misma dirección, se dice que la luz se encuentra polarizada. Un cristal con estas propiedades permite que pase a través de él sólo la luz de alguna dirección, y es gracias a ello que nuestro filtro polarizador permite que podamos ver los dígitos en la pantalla, al polarizar la luz que incide sobre él.
Con estas piedras los pueblos escandinavos podían averiguar la posición del sol, aunque el cielo estuviera nublado o hubiera poca luz, o incluso con niebla. Y esto era tan importante para ellos que su uso y conocimiento estaba reservado únicamente a unos pocos, que viajaban en los barcos como "consejeros".
| Redacción: Zona Casio
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