Llevar un reloj mecánico automático tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. En la práctica creo que más malas que buenas, y hoy es algo absolutamente innecesario. Pero tras las balanzas, reglas de cálculo, calendarios rotativos y cientos de instrumentos más de antaño (que no se me olvide cámaras de fotos y máquinas mecanográficas), es una de las pocas cosas analógicas y realmente mecánicas que quedan. De hecho uno de los pocos nichos de "computadoras mecánicas" es el de la relojería, y sino fuera por esas casas suizas tan elitistas, capaces de hacer calendarios perpetuos y muchas cosas complejas similares, todo eso habría desaparecido hace años de nuestras manos, y solo podríamos verlo y conocerlo a través de los libros de historia.
Y es que, a diferencia de las máquinas digitales actuales, la ingeniería mecánica analógica era hace muchos siglos los únicos computadores disponibles. No deja de asombrarme artefactos como las calculadoras mecánicas, e incluso había artefactos para comunicaciones (máqinas telegráficas) y codificación (la popular máquina del código enigma nazi, sin ir más lejos).