Continuando con nuestra serie de "Un Casio en los años setenta" y "Un Casio en los años noventa", hoy os presentamos un capítulo más: Un Marlin en los años ochenta.
"Lo que más destacaría era el bullicio en las calles, abarrotadas de tiendas y de clientes que iban y venían haciendo sus compras", cuenta Senén, que vivió aquellos años con especial intensidad. "Había de todo. Lo que hoy tienes en Internet, lo tenías en las populosas avenidas de entonces, delante de ti, en los escaparates de los comercios. Ir recorriendo uno a uno era como hoy ir pasando página a página del navegador haciendo scroll". Sobre todo, si tenías la fortuna (o desgracia, quién sabe) de vivir cerca de una de aquellas avenidas de los barrios comerciales de las ciudades. "Mientras que en los sesenta y setenta los núcleos comerciales se concentraban en los mercados al aire libre de las villas y pueblos más representativos de cada región, en los ochenta el protagonismo se lo llevaban el pequeño y mediano comercio, con el permiso de los grandes centros comerciales, por supuesto, que vivieron también allí su edad dorada".
Recuerdo la calle comercial de mi barrio..., y casi podría trasladarme a ella como si fuera hoy mismo: supermercado, zapatería, boutique de ropa, discoteca, más ropa, otro supermercado, un par de quioscos, tienda de electrónica, peluquería, otra tienda, de electrodomésticos... Recorrerla hoy es darse un paseo por un paisaje desolador: alquiler, alquiler, supermercado; alquiler, alquiler...