Título: Vivir el Evangelio de cada día.
Autor: Aldo Aluffi.
Fragmento:
Tenéis que reconocer que ciertos "instintos" espirituales, si se me permite expresarme así, ven mucho más en profundidad que cierta ciencia psicológica.
Esto me agradó y me indujo a una confianza mayor en las personas sencillas como aquella señora con la que estaba hablando.
Ella se inquietaba ante mí, porque un sacerdote del lugar, que había ejercido gran influjo sobre la juventud, había dejado el instituto religioso y se había casado.
Intentaba hacerla ver que en el fondo se trataba de un problema muy personal de aquel sacerdote, y que por eso no debía situarlo entre los condenados.
Pero la expresión de aquella aldeana no era de este estilo. Su intuición espiritual la había hecho pensar las cosas de otra manera: pensaba en la juventud que había acudido a aquel sacerdote. Sabía muy bien que si uno se marcha no peligran ni Dios ni la religión; como cuando un reloj anda por su propia cuenta no quiere decir que el tiempo esté también en revolución.
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