Este pasado fin de semana las iglesias en España -de manera muy acertada, a mi entender- han comenzado a aplicar un protocolo para frenar los contagios por el coronavirus COVID-19: se ha suprimido el gesto de darse la mano y, los fieles que van a comulgar, no pueden hacerlo en la boca. No son los únicos: compañías de todo tipo, empresas, entes administrativos y deportivos, están desarrollando sus propias medidas para proteger a las multitudes.
Ayer vimos cómo la gente hacía acopio de víveres, y vaciaba las estanterías de los supermercados, ante el temor de que la crisis se prolongue y se tenga que recluir a la población, o restringir sus movimientos. Yo mismo lo he presenciado: la sección de desinfectantes del supermercado de barrio de mi zona se ha quedado sin existencias de agua oxigenada. El alcohol hace ya tiempo que también desapareció. Y las farmacias han agotado sus reservas de mascarillas. No solo eso: los colegios también cierran, ante el acelerado aumento de casos en la epidemia.
Una de las recomendaciones es lavarse las manos a menudo, desinfectarlas ante la mínima probabilidad de estar contagiado o haber tocado alguna cosa que pudiera estarlo. Y es que las manos es uno de los elementos principales de contagio entre personas.
Eso quiere decir que, en ese lapsus de tiempo entre el contacto con el virus y la limpieza de las manos, todo objeto que toquemos quedará "contaminado". Y uno de esos objetos que más a nuestro alcance tenemos y más solemos "manosear" durante el día es, cómo no, el teléfono móvil. Entonces, ¿de qué nos sirve mantener una cuidada limpieza preventiva de las manos, si volvemos a contaminarlas con un objeto que está lleno de virus?
Ante esto una magnífica solución es usar reloj. Si recurrimos al móvil para ver la hora, a lo largo del día serán muchísimas las ocasiones para contaminarlo. Cada vez que coges el móvil para ver la hora en él, es un riesgo. Sin embargo, si usamos para ello el reloj, nos aseguramos que el móvil estará más limpio cuando de verdad lo necesitemos tocar.
Todos los que hemos trabajado en entornos más o menos sucios nos hemos dado cuenta de que el teléfono móvil enseguida coge "porquería". Solo es necesario sacarlo del bolsillo en un par de ocasiones, "toquetearlo" un poquito, y lo llenamos de suciedad enseguida. Sin embargo no ocurre lo mismo con el reloj, incluso podemos consultar la hora en cualquier momento simplemente estirando el brazo, sin necesidad siquiera de tocarlo. Eso es lo que hacía yo en uno de mis trabajos, para no tener que quitarme los guantes desechables cada dos por tres.
Aún más: el reloj podemos rociarlo y desinfectarlo, limpiándolo sin problemas e incluso dejándolo bajo un chorro de agua con jabón, gracias a que en Casio suelen ser sumergibles cincuenta, cien o doscientos metros. Eso es imposible de hacer con un teléfono móvil, con el cual tendremos que "transportar" todos sus microbios de un lado para otro, aumentando el riesgo de retro-contagio.
...y más allá
Ha quedado claro, por tanto, que en este peligroso entorno de máxima prevención y riesgo de transmisión de enfermedades el reloj tiene un papel crucial que desempeñar. Podría decirse que, si estás fuera de casa y en un lugar de potencial peligro, no uses tu smartphone para nada. No lo saques de tu bolso o mochila. Mira la hora y consulta el tiempo con tu reloj.
Pero pongámonos en un escenario más duro aún, un escenario donde tengas que moverte por lugares con medios restringidos, pobre acceso a las redes eléctricas y de saneamiento, y desplazarte por la noche o por sitios agrestes.
En esa situación, si tienes que salir de noche, convendría saber si vas a tener o no luna llena. Un reloj con gráfico lunar podría ayudarte, sobre todo en aquellos sitios con poca iluminación. Lo mismo para las horas de salida y puesta de sol. No te fíes de un smartphone para eso: puedes necesitar su batería para cosas más importantes y/o urgentes. No te convendrá desperdiciarla.
Si quieres ir más allá, depender de satélites para orientarte puede que no fuera factible: los instrumentos de orientación avanzados requieren muchísima energía, un lujo que probablemente no vas a poder darte. Y ahí es donde entran en juego de nuevo los relojes out-door de Casio, haciendo gala de todas sus increíbles y completas funciones. Entre ellas, la brújula, el sistema de altimetría, incluso sus sensores de presión para conocer el tiempo atmosférico inmediato, que incluye en algunos modelos nada menos que alarma de tormentas.
Y si queremos más todavía, modelos solares con GPS como los GPR-B1000 o GBD-H1000 nos facilitarán actualización de posicionamiento en casos extremos, con todo tipo de datos de situación, sin tener que usar ningún enchufe ni correr el riesgo de quedarnos sin batería.
Y es que, cuando se trata de supervivencia o de movernos en situaciones de alto riesgo, un reloj se vuelve una herramienta vital. Y para casos de supervivencia, en Casio tenemos modelos que nos pueden dar un respiro y marcar la diferencia. Habitúate a usar reloj, y no te arriesgues con tu teléfono móvil. Siempre es mejor, recuerda, prevenir que lamentarse luego, cuando ya sea demasiado tarde.
| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com
hola ¿Se puede lavar bien las manos con un reloj en la muñeca? no sería mejor sacarlos??
ResponderEliminarDe hecho cuando trabajas con casos de personas enfermas, lo lógico es que no se lleven relojes, ni joyas, ni anillos. Sí, obviamente es mejor quitárselo y lavarlo a parte.
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