Nos encontramos a punto de iniciar un nuevo curso escolar, el periodo de vacaciones toca a su fin y es hora de recoger "los bártulos" y regresar a la pelea diaria, al ajetreo, las prisas y la desgana. Poco a poco las aulas se van modernizando, en la mayoría de las ocasiones para mejor: se añaden equipamientos informáticos, los antiguos proyectores contaminantes se sustiuyen por nuevos modelos ecológicos, e incluso se permite el uso de calculadoras.
Sin embargo en otras cuestiones los estamentos académicos se han enzarzado en una guerra sin cuartel con la tecnología, con los teléfonos móviles y smartphones.
En todo examen oficial, la mayoría de las veces también en clases, el uso de smartphones está terminantemente prohibido. No solo porque pueden servir de recurso fraudulento para hacer trampas, sino porque cortan el ritmo de las clases e impiden un buen desarrollo de las mismas.
Pero la aparición de los smartwatches está trayendo consigo daños colaterales imprevisibles. Como esos "artilugios" tienen también la capacidad para almacenar información y desplegarla con solo el roce de un dedo, la dificultad para controlar el uso de antiguas "chuletas" crece abismalmente, por lo que en algunos casos han decidido prohibirlos directamente.
El problema es que para los menos conocedores del mercado de la relojería digital les resulta muy complicado distinguir cuándo un reloj es digital, simplemente, de otro smartwatch, de manera que para no crear polémicas e impedir que un reloj inteligente de determinado aspecto de máscara pase como un digital tradicional, se les prohíbe el uso de todo lo que lleve frontal digital.
Durante el curso pasado fueron ya noticia algunos lugares en los cuales, al entrar al lugar del examen, se les pedía a los estudiantes que mostrasen su reloj. Si éste era digital (inteligente o no, daba lo mismo) tenían que quitárselo. Sólo podían acceder al examen si su reloj poseía agujas físicas.
Aunque entiendo esta preocupación, por supuesto me desagrada bastante, como amante de los digitales que soy. Sin embargo me parece lógico que esto no se detenga aquí: cada vez más lugares, según se vayan popularizando los smartwatches, prohibirán los accesos con digitales.
No es nada nuevo, en cualquier caso, de hecho nos resulta familiar: ya antes prohibieron las calculadoras en clase, y en muchas ocasiones si llevabas un reloj calculadora tenías que quitártelo, asi que eso viene de muy antiguo.
Entiendo que por parte de los profesores no es el miedo a la tecnología, sino a que sus alumnos hagan trampas lo que les mueve a tener que llegar a esos extremos. Sin embargo uno no llega a comprender por qué en el ramo de la enseñanza los pedagogos y demás expertos son tan reticentes a las nuevas tecnologías. Cuando veo a los estudiantes de hoy recurrir a las calculadoras para todo, e incluso con sus profesores animándoles a usarlas y a entenderlas, y usando herramientas de programación para resolver problemas de aritmética, me pregunto por qué ha tardado tantísimo tiempo en permitírseles recurrir a unos dispositivos que llevan en el día a día desde hace décadas. Si en mi época los profesores se hubieran adaptado a las tecnologías del momento, nosotros no habríamos perdido medio curso tratando de dividir o cursos enteros en tercero y cuarto de la antigua EGB tratando de aprender la tabla de multiplicar. Fueron meses de clases para nada, tiempo perdido sin ningún fruto porque ahora nadie recuerda la tabla de multiplicar y la mayoría para realizar cálculos recurrimos al ordenador, a las calculadoras o a las hojas de cálculo.
Más aún, ahora los mayores expertos en educación aconsejan que no se aprendan las tablas de multiplicar de memoria los alumnos, sino las reglas por las que funcionan (algo que no se enseñaba antes, paradójicamente, porque se pensaba que era "hacer trampa" o "atajos indecorosos"), y los métodos que existen para calcularlas y trabajar con ellas. ¡Ay que ver cómo cambian los tiempos!
No creo que los estudiantes de ahora, por no saberse las tablas, sean menos inteligentes que nosotros, de hecho lo son más. Cualquier estudiante de último de primaria nos daría unas cuantas vueltas al nivel de matemáticas que nosotros teníamos en los últimos ciclos de la EGB. Es algo normal. También en mis tiempos cualquier estudiante de octavo curso le daba un repaso a los antiguos bachilleres de la época franquista, preocupados en reglas y fórmulas de superficies y conjuntos, dado que la agricultura parecía ser su única salida laboral. Eso sin contar en historia, limitadísimos por la visión egocentrista y franquista de los tiempos de posguerra.
Comprendo, pues, que se tenga que prohibir lo digital, los smartwatches y los smartphones, pero también sería bueno reflexionar si su uso y el recurrir a ellos no se queda en evitar que los estudiantes hagan trampas, o limitar el aprendizaje de unas herramientas con las que luego van a tener que lidiar y, como en nuestros tiempos, luego van a tener que aprender a puñetazos y a patadas. Si el fin último de la escuela es darle todas las herramientas posibles para que el alumno salga no solo bien formado, sino preparado para los retos con los que se va a encontrar de puertas académicas para afuera, tal vez sería conveniente considerar si, como ocurrió en nuestros tiempos, los profesores tratan de ponerle puertas al campo y de complicar su acceso y el uso de una tecnología que luego van a tener que usar la prefieran o no.
| Redacción: ZonaCasio.com
Como bien dices un daño colateral de la tecnología Smart. Me parece perfecto que impidan la entrada a exámenes con teléfonos de última generación. Pero impedir la entrada con un digital...es de una ignorancia extrema, pues a simple vista se debería de entender la diferencia. Es más creo yo un "no tengo tiempo de mirar muñecas"..."todo al mismo saco". Prefiero entenderlo así.
ResponderEliminarPor otro lado discrepo sobre la calidad lectiva de la España de 2016, comparada con la de los 80 o 90, basándome en lo que veo en casa con mi hijo de 15 años.
El nivel en Matemáticas actual es de lejos muy inferior al de aquellos años. Finalizado 1º de Bachiller sin entrar a fondo en Ecuaciones? sin tocar derivadas ni integrales? permutaciones? qué está sucediendo? Claro..lo que antes era 1º de Bachiller ahora es 3º de la ESO. Yo al finalizar 1º de Bachiller (el equivalente a 3º ESO) trabajaba con ecuaciones de 2 elementos, habíamos machacado las permutaciones y habíamos tocado aunque de forma superficial las integrales.
Y prefiero ni hablar de la calidad del profesorado. Aunque sé que no se puede personalizar, pero me estoy encontrando (sobre todo en Primaria) una calidad de docencia (hablo de método sobre todo) muy laxa y una calidad de inteligencia emocional pésima. Profesoras Funcionarias, con muy poca implicación con el alumnado, sobre todo a nivel de rigor y autoridad.
Por supuesto hay excepciones y grandes profesionales, pero qué coincidencia, las que he conocido se acercan más a la jubilación que a la juventud.
El sistema educativo de este país es un auténtico desastre, y entre las causas por supuesto las sucesivas leyes educativas. Un despropósito una tras otra. Da lástima ver el libro de sociales y comprobar lo politizado que está, por ejemplo en Madrid, el temario. Cada vez que se cambia de color el país se cambia la interpretación de los conceptos. Se debería de consensuar entre todos el temario...Y dejar de lado toda inclinación política de unos y otros en aras de la OBJETIVIDAD. Y da lástima ver la poca profundidad en contenidos fundamentales históricos…para libros de personas de..15 años! Por favor.
Está claro que la actual ley educativa tiene mucha culpa de que nuestros hijos acaben en la calle, y no sean capaces de desenvolverse con soltura en la sociedad. Y los que no son NINIS serán EMIGRANTES.
Por poner un contrapunto…mi hijo ha llevado en su muñeca un Casio CA-53W desde los 9 hasta los 13 años. Fruto de la afición del padre, pero con gran cariño por su parte. Ningún profesor o profesora se lo hizo quitar.
Buen apunte el del CA-53, yo tampoco he tenido ningún problema con él.
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ResponderEliminarUn grandísimo reloj el Casio CA-53w que por desgracia parece que tiene los días contados, una lástima.
ResponderEliminarLa chuletas se acabarían si en la aulas les dieran el material para los exámenes y los llevaran a un aula aleatoria vigilada por un profesor que vaya dando vueltas por el aula y no sentado viendo la Tablet o distraído con el Smartphone.
Ha este paso la gente se va a tener que llevar el reloj despertador digital Casio para colocarlo encima de la mesa, de todos modos yo no creo que te quiten un F-91 para un examen, ya sería del género tonto, pero hoy en día que la tontuna humana aumenta por generación espontánea todo es posible, no lo voy a negar viendo cómo está el percal.
Si despojas de los valores a la gente solo podemos esperar la hecatombe y hacia allí vamos a no mucho tardar ¡¡Cuánto daño hizo la Revolución Francesa!! Un fiasco más de los iluminados de turno, luego el que venga detrás que arree, que como dice el dicho “Hay quien prende lumbre y no la sabe apagar”.
En el caso de mi país es lamentablemente al revés, la educación de antes era mil veces mejor que la de ahora, la preparación de un bachiller era muy superior al bachiller actual. lástima.
ResponderEliminarLo he comentado alguna vez, y creo que es desconocimiento y comodidad por parte del profesorado. Al final, la evolución será como las calculadoras, multitud de modelos muy potentes, pero no programables, ni chuleteables. Los relojes, igual. Dejarán Casio CA, pero no otros, por lo que puedan hacer.
ResponderEliminarOs recomiendo a todos la serie de Netflix "Stranger Things". Supongo que muchos ya la conoceréis. Está ambientada en los Estados Unidos de los años 80 y su estética temporal está muy cuidada. La primera temporada se acaba de estrenar y son 8 episodios.
ResponderEliminarMe ha encantado comprobar la serie de Casios que se presentan. Y en concreto uno de ellos que a bote pronto diría que es un C-80. Antes de los CA estuvieron los C, de ellos fué el primer lustro de los 80. Su tamaño y estética octobotón es maravillosa.
Os recomiendo la serie. Es brutal.