Gracias a los almacenes británicos Argos pudimos mostrar con pruebas que el F-91 era anterior a 1991, en concreto, gracias a sus catálogos de aquellos años. La firma británica es la única que conserva sus catálogos de publicidad de aquellos años -al menos, la única que los ha dado a conocer-, y ahora ha ido un poco más allá, ofreciendo en una web específica llamada "El libro de los sueños de Argos" todos sus catálogos históricos. Lo más interesante es que en dicha web podemos encontrar sus primeros catálogos, esto es, desde los años 70, nada menos (en concreto, desde la temporada 74/75 en adelante), un tesoro para todos los que hayan vivido aquella época, por el poco material gráfico existente de la misma en cuanto a su tecnología se refiere.
El catálogo nos muestra "lo último de lo último" que podíamos encontrar en los escaparates de las tiendas de electrónica de entonces, productos que nos maravillaban y, en algunos casos, a unos precios impensables hoy (y por lo tanto imposibles de adquirir), pero otros enormemente atractivos y competitivos. Navegar por sus catálogos es como darse una vuelta en una máquina del tiempo.
Respecto a Casio, que es lo que nos interesa, en el apartado de electrónica y relojería la ausencia de la marca es absoluta para aquella temporada (algo lógico, recordemos que el primer reloj de Casio, el CasioTron QW01-10, apareció precisamente ese año, y por supuesto Casio era una total desconocida en el mundo de la relojería de entonces), en su lugar vemos el último grito de videocámaras de Minolta, Halina o Canon.
En cualquier caso, vemos que durante la mayor parte de los setenta los relojes mecánicos campaban a sus anchas, así como las máquinas de escribir y "artilugios" parecidos, que tan buen recuerdo nos traen.
Para encontrar algo de Casio tenemos que desplazarnos, sin embargo, a principios de la década siguiente, al catálogo de la temporada 80/81, en donde vemos unas pocas piezas, junto con marcas inéditas hoy. Los años siguientes son también muy interesantes, con realizaciones relojeras digitales incluso de marcas como Sekonda, con un reloj calculadora. Una apasionante vuelta en el tiempo que seguro disfrutarás enormemente en esta pequeña selección que te hemos preparado.
| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com
¡Madre mía! Gracias por el trabajazo de recopilación... Es como una máquina del tiempo. Uno disfruta viendo las imágenes una y otra vez.
ResponderEliminarDios mío, que pedazo de trabajo. No me quito el sombrero, me quito directamente el cráneo.
ResponderEliminarLo suscribo ,que maravilla de trabajo ,muchísimas gracias.
ResponderEliminarEn los catálogos del '85 al '87 aparece por los márgenes derecho un abuelo del W-202. :)
ResponderEliminarLo que me ha entrado al ver el C-80. Qué rabia me da no haber espabilado antes en su día, que lo tendría rescatado antes de que mi padre lo tirara en una limpieza. Qué guapo era… tendría yo ni 8 años y me quedaba embobado cada vez que salía de la mesilla de noche de mi padre. Lo tuvo años y años y años, sin pila (pero quitada) porque decía que le duraban poco, un año como mucho o así, y al llevar dos creo que era y de las grandes, cada año se pensaba.
Ese no era ni WR siquiera, pero seguro que estaría entero a día de hoy al ser sus pulsadores metálicos, no de goma o de porquerías con forma de membrana.
Pero un buen día me dijo "¿me ayudas a hacer una limpieza?" y claro, noté que ese no aparecía por ningún lado y le pregunté ya que me extrañaba que no apareciera por ahí al vaciar el cajón de arriba de la mesita donde solía tener sus cuatro pulseras, relojes y algún que otro radio y chismes accesorios:
"— Aaah, el CASIO calculadora… lo tiré… hace no sé cuanto, total no lo usaba…"
"— Que lo tiraste por qué??!! O_o"
Y me tuvo que ver una cara que él solo dijo:
"¡Haber dicho que lo querías, que te lo habría dejado!".
En esa época que ya sí me habría quedado bien en la muñeca (porque de más niño claro, para mí era ENORME", pero me gustaba toquetearlo cada vez que andaba cerca de la mesita y lo veía o lo sacaba por algo… y llegué a verlo en funcionamiento en los últimos años que aún le quedaba algo de energía de las últimas pilas que tuvo puestas.
No cayó en ello, está claro. Era raro, raro el día que solía sacarlo del cajón porque buscara otra cosa. Ya digo, si quizás andaba yo cerca y entonces me acercaba y solía cogerlo alguna vez, solía salir, si no por el cajón se quedaba. Quizás aún así, no me llegó a notar especial interés. Pero a mí me alucinaba, completamente negro, con tan buena presencia, las leyendas grabadas y el teclado frontal en metal cepillado, con ese pedazo de LCD. Un día de los que aún tenía pila recuerdo que a mi padre le dio por comentarme en plan curiosidad del futuro "— Mira a este bestia, que le llega el calendario hasta más del años 2000… qué burrada… qué pena que le duren tan poco las pilas".
El año 2000 en los años '80, cómo sonaba, a interestelar poco menos… ahí no íbamos a llegar nadie. Antes pasaría algo gordo, seguro.
Que bonita anécdota, Alejandro. Ya me imagino la cara que le pondrías a tu padre cuando te dijo que no lo tenía :D El diseño de aquellos modelos de calculadora con teclas de metal era increíble, futurista mucho más de los que se diseñan ahora. Donde estén ese tipo de diseños, que se quiten todas las caráturas extravagantes para los smartwatches de ahora.
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