Siempre que paso por los terrenos de una antigua fábrica, no puedo evitar pensar en los tiempos en los cuales estuvo activa, en los años en los que los trabajadores llegaban cada mañana temprano, y llenaban sus edificios, oficinas y talleres, de vida.
Hoy nada de todo aquello existe. Solo quedan en pie unos cuantos muros y hangares, con sus techos amenazando caerse, sus muros tentando a la fuerza de la gravedad, tratando de resistir a derrumbarse.
Alrededor de aquellos edificios fabriles han crecido y caído árboles, formando un acumulamiento de madera muerta. Los troncos se han ido llenando de hiedras y de musgo, y todo se ha quedado en penumbra, dejando olor a humedad en el aire, formando una composición visual nostálgica, melancólica, que te invita a volver al pasado. A recordar y repasar tus propios recuerdos.
Pero al lado de la madera muerta, los muros y los rincones sombríos, se levanta un viejo puente de hierro. En su día servía para salvar la carretera nacional que daba acceso hacia la meseta. Aún hoy se sigue utilizando.
Al viejo puente de hierro le ha pasado de todo, le han caído lluvias y ventiscas, vendavales, nieves y aguaceros, pero sigue en pie anclado firmemente por sus tornillos de acero, por sus robustas vigas soldadas y travesaños de refuerzo. Probablemente ese túnel sería testigo del paso de los trabajadores hacia la fábrica, testigo de su declive y cierre posterior. ¡Cuánto podría contarnos si pudiese hablar!
Solo una mano de pintura de cuando en cuando, y es suficiente para que el puente siga dando servicio. Y no se puede decir, realmente, que esa mano de pintura sea demasiado a menudo.
A veces imagino el puente como el armazón, la caja, de un Serie 5000 de metal, ¿qué habría pasado si ese armazón fuera de resina? Probablemente, como no es fácil degradarla de forma natural, la resina seguiría en pie, pero, ¿prestaría servicio? Por supuesto que no. Dañada, debilitada por los rayos ultravioleta, las inclemencias del tiempo, la humedad y el frío, se resquebrajaría solo con tocarlo.
Sin embargo la caja de metal es otra cosa. Me recuerda en ciertos aspectos a esos restauradores que buscan automóviles de los años veinte, treinta o cuarenta, y que los recuperan medio enterrados en algún descampado de una zona rural. Nadie creería que bajo todo aquel óxido se pudiera obtener algo parecido a un automóvil, pero ellos tienen confianza, y suelen aducir que es acero antiguo. No es fácil que se destruya.
En efecto, tras limpiarlo, pulirlo, adecentarlo y repararlo, vuelve a surgir el automóvil.
Podríamos considerar que el bisel de resina de nuestros Series 5000 es la madera muerta. Pero bajo él, se encuentra el puente de robusto metal: sólido, resistente, duradero. Prácticamente irrompible. Eso nos da confianza en nuestro reloj, sabiendo sin temer a las inclemencias del tiempo o a las desventuras de la vida, que ese fiable reloj podrá seguir prestándonos su servicio aunque todos los demás fallen. Aunque no quede nada, las puertas se bloqueen, la fábrica se cierre, y los muros se caigan.
Podemos sin problema alguno olvidarnos de todos los demás relojes que tengamos, porque nuestro G-Shock seguirá en pie.
| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com | Gracias a RelojesDeModa
Tiene un cierto atractivo, quizás nostálgico ver como afecta el paso del tiempo a los lugares y a las cosas.
ResponderEliminarYo casi siempre uso G Shocks de acero,rara vez uso uno de resina.
ResponderEliminarMe gustaría que Casio sacara una versión standard del DW 5600E pero con caja de metal y sin descontinuar el 5600E de resina,es decir, uno igual al 5600E con las mosmas funciones, decorado y colores en las leyendas,el básico pero de metal. Es imposible o mucho pedir?
Yo casi siempre uso G Shocks de acero,rara vez uso uno de resina.
ResponderEliminarMe gustaría que Casio sacara una versión standard del DW 5600E pero con caja de metal y sin descontinuar el 5600E de resina,es decir, uno igual al 5600E con las mismas funciones, decorado y colores en las leyendas, el básico pero de metal. Es imposible o mucho pedir?