Cómo solucionan en otras partes del mundo el tema de los recambios en Casio

El tema de los recambios, principalmente en G-Shock, es una piedra de toque constante entre la marca y sus usuarios. No únicamente por precios, que muchos pagarían "lo que fuera" por tener biseles, correas y demás piezas, sino también -y sobre todo- porque de los más longevos relojes de Casio, o de ediciones especiales, apenas existen recambios.

En parte es cierto que G-Shock es víctima de su propio éxito, quiero decir: un modelo de G-Shock con más de treinta años a sus espaldas es algo que suele ser habitual, mientras que modelos de marcas rivales, e incluso de otras gamas dentro de la propia Casio, han pasado a mejor vida. La razón es simple: los G-Shock no solo son relojes rudos y duros sino que, además, al contar con un bisel protector externo, la caja del reloj suele sobrevivir al paso de los años sin muchos contratiempos, aunque ésta sea de resina.




A esto hay que unir sus duros cristales, y por supuesto la resistencia al agua, todos ellos capaces de sumergirse 200 metros, que aunque con el paso del tiempo ésta se reduzca (por el uso, el envejecimiento de juntas y demás), resulta evidente que soportará mejor el agua que un modelo que sólo haya salido de fábrica con una resistencia de 50 metros, o simplemente WR, que también los hay (y en marcas más caras y elitistas de cierto país helvético).

Si algo saben de todo esto son los países en donde, a la complicación de adquirir piezas para sus G-Shock, se une el hecho que, de encontrarlas, no pueden pagarlas. Tal es el caso que nos ocupa. Carlos Sánchez nos escribía para compartir con nosotros sus impresiones con su modelo favorito de G-Shock, y contarnos sus hazañas para poder seguir utilizándolo desde hace más de veinte años (en concreto, el próximo abril su G-Shock llevará nada menos que 22 años con él).

Su DW-5600 lo adquirió en el año 1996, o sea, es uno de los últimos modelos en donde aún se podían adquirir con caja roscada, y desde entonces no se ha separado de él. Nos cuenta que lo primero en dañarse fue el bisel, ante lo cual no tuvo más remedio que pasar a usarlo sin él pero ni por estética, ni obviamente por durabilidad, un G-Shock debería usarse así, de manera que buscó un modelo chino de imitación, y le adaptó el bezel. Aprovechando la ocasión, y para que no le volviera a pasar, adquirió dos relojes para tener así piezas de repuesto (del modelo de imitación chino, obviamente).

Otro problema son las correas, muy caras en su país, por lo que también ha tenido que adaptarles las de otro reloj, aunque poniéndole la hebilla del G-Shock original. Otros cambios de simple mantenimiento que ha hecho ha sido cambiar los pasadores (fáciles de encontrar y baratos, por cierto) y la pila, la cual nos puede constatar que le ha durado diez años, incluso destaca que puede que "un poquito más". Como bien sabéis, el módulo 901 lleva una CR2016, un modelo de pila que, en el último cambio, no ha podido conseguir en el mercado. Lo solucionó montándole una CR2025 este pasado verano, la cual, al ser más gruesa, tuvo que presionarla haciendo uso de la tapa roscada.

Muestra del gran cariño y aprecio que Carlos le tiene a su reloj la da el hecho de que conserva el manual que le dieron cuando lo compró en la tienda, en el cual realiza las anotaciones del mantenimiento que le hace: los cambios de piezas, el aceitado de juntas, y los cambios de pila, entre otros. Ahí mantiene el historial por lo que sabe todo lo que ha pasado por su reloj. Como bien nos confiesa, es tal el amor que siente por su G-Shock que estará con él "hasta que la muerte los separe". Qué mejor forma, cómo no, de demostrarnos a todos que "querer es poder", y que aún estando en la zona más empobrecida del mundo, podremos seguir usando nuestro G-Shock. Y a falta de piezas simpre podremos recurrir a un poco de imaginación y rehusar las de otros modelos o de relojes locales más baratos. Incombustible G-Shock.

| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com | Gracias a Carlos Sánchez por su testimonio