Increíble. Impresionante y magistral. Os animo a leerlo. Se trata de la entrada (extensa) que el escritor Gary Shteyngart hace hoy en el Newyorker contando su historia con los relojes. La tenéis aquí (y si no sabéis inglés, traducidla, os gustará igualmente aunque tendréis que lidiar con la pésima traducción que de algunas palabras típicamente inglesas suelen hacer los traductores). Algunas cosas que tienen que ver con los relojes me han llamado la atención, y otras que no tienen que ver con estos instrumentos. Por ejemplo, cuenta que, como escritor, antes de hacerse famoso, reconocido y ganar un dinero "decente" (ya sabéis que los escritores somos más o menos como una orden mendicante moderna, así de claro), lo que solía hacer era tener ahorrado el salario de dos años, para en el hipotético caso de que nadie leyera ni adquiriese sus libros y relatos, y nadie le contratase, poder sobrevivir durante algún tiempo. Es una buena estrategia -no me digáis que no-, aunque se necesita una cosa obvia para llevarla a cabo: el salario de dos años. No todos podemos contar con semejante colchón, por desgracia.
Pero además de esas confesiones, su autor nos cuenta -que es el tema central del texto, a fin de cuentas- su experiencia con los relojes.
Todo empezó con un Casio H-108, que le regalaron de niño y que su abuela recuperó tras habérselo robado un compañero de colegio. Tras él, nos habla de los siguientes relojes que le acompañaron, unas veces le ayudaron a sentirse menos solo (su origen es ruso, y estaba en Estados Unidos, lo cuenta en uno de los geniales párrafos finales), y otras a evadirse de la realidad, como cuando nos habla de sentirse "preso" en el metro y que mirar el segundero era como contemplar el tiempo cayendo e írsele escapando, permitiéndole alejarse de aquel instante.
Luego disfrutaría de modelos más caros, más lujosos, más exclusivos... Llegando a realizar numerosas adquisiciones. Pero termina en que va a dejar de hacerlo. Solo a hecho una última compra: un Casio H-108 que consiguió en San Luis de Potosí (México) a través de Ebay. El reloj que le hace volver a su niñez, donde todo empezó, y el que fue su primer compañero inseparable "antes de los humanos". Una máquina amiga.
La verdad es que el texto no tiene pérdida, y seguro que lo disfrutarás mucho. Es extenso, pero a todos los que os gustan los relojes os agradará. Viendo -y leyendo- cosas como éstas, no puedo dejar de pensar y lamentar en la cantidad de ventas que Casio está perdiendo por no reeditar muchos de estos modelos.
| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com
una pequeña corrección: Es "San Luis Potosí", no "de Potosí"
ResponderEliminarCasio cometería un error si pretendiese vivir sólo de la nostalgia de décadas mejores, pero debería darse cuenta de que tiene un gran mercado en el auto homenaje entre aficionados de mediana edad. Al menos no ha abandonado la serie 5XXX, que no es poca cosa.
ResponderEliminarTanta rotación de relojes de lujo, incluyendo viajes temáticos a dichas empresas relojeras y todo el ingente desembolso económico que ha tenido que hacer, para acabar finalmente volviendo a los orígenes, a los sencillos Casio de los 80´.
ResponderEliminarSi es que no hay nada como la sencillez y la calma mental que dan las cosas simples, eso no se compra con dinero.
Y tanto Apolino, y tanto...
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