Ser o aparentar

Durante los años 90 Casio lanzó una serie de relojes con sensores, destinados a una clientela cada vez más exigente. Eran los modelos DEP (DEP-600, DEP-700, DEP-610...), también conocidos como SPF en otros lugares ("Sea PathFinder"), que incluían variantes con cajas macizas de metal en titanio, o en acero inoxidable. Podrían considerarse los predecesores de los actuales Rangeman y Frogman, pero a pesar del avance de la tecnología y del paso de los años, ninguno de los modelos actuales no ha conseguido superarles. ¿Qué ha cambiado en estos años para que esto no ocurriera?

Lo primero que ha cambiado, y lo principal, es una filosofía de Casio encaminada a satisfacer el estilo y la apariencia en lugar de ofrecer máquinas serias y profesionales. La amplísima presencia de displays invertidos, de formas y colores es un buen indicativo de ello.




Por el precio de un Rangeman actual antes podías adquirir todo un DEP-600, y, por un poco más, su variante de titanio. Hoy por ese mismo precio te dan un trozo de plástico que aparenta haber sido coloreado por un niño con un plastidecor.

Los DEP de aquel entonces no necesitaban tornillos de adorno, ni formas contundentes, llenas de aristas e infladas para aparentar una presencia soberbia. Ni mucho menos. En los DEP de esos años bastaba con ver la cubierta protectora de su sensor o sus leyendas en el frontal con el riquísimo LCD para darte cuenta que estabas ante un "monstruo", un reloj de profesionales, un instrumento de precisión pensado y hecho para sobrevivir durante un larguísimo tiempo en las condiciones más duras.


Sus competidores de ahora frente a aquéllos dan risa. Se asemejan a esos tubos de escape que parecen chimeneas y que algunos amantes del tuning colocan en la parte trasera de su auto, mientras ocultan a la vista el pequeño tubo de escape auténtico. En efecto, no son más que vestido, apariencia, "tuning de fábrica". Es como colocarle un alerón a un Seat 600, o un bezel a un F-91W. Desproporcionado. Anabolizantes artificiales.

Hay una historia muy curiosa en un capítulo de la serie de Discovery, "La fiebre del oro", que da una idea de todo esto. La familia Hoffman deja a la intemperie en el frío polar de Alaska durante todo un invierno a una de sus máquinas, una vieja Hitachi EX400 sin parabrisas frontal a la que ellos llaman "la 400", comprada de segunda mano. Cuando regresan para una nueva temporada de extracción está cubierta de óxido de todas las nevadas que han caído sobre ella, pero sorprendentemente arranca al primer intento. Las débiles líneas de alimentación (de metal) han mantenido el fluido hidráulico a salvo. Hacer lo mismo con una máquina moderna sería imposible. Las protecciones y piezas de resina se quebrarían por la nieve, el deshielo resquebrajaría su superficie, el frío ártico destriparía las uniones de polímeros como si fueran de mantequilla.


Durante los años sesenta y setenta Simca vendía en España un motor diésel construido por Barreiros, de hecho fue el primer motor de gas-oil en la historia de Simca. A diferencia del resto de motores de la época, disponía de un mecanismo de seguridad para evitar quedarse sin combustible (algo dramático en los diesel). Los taxis comenzaron a usarlo masivamente, y hubo coches que se vendieron de segunda mano por encima del millón de kilómetros. Hoy si un motor supera ese millón de kilómetros su fabricante empieza a dar palmas con las orejas y lo publicita a los cuatro vientos, pero en los setenta era de lo más normal.

Como en los DEP, las piezas de goma de esos motores podían contarse con los dedos de una mano. Las tuberías eran de metal y podían con todo, y se ajustaban mediante tuercas robustamente ancladas. Hoy montan abrazaderas que da pánico solo con verlas. En esos diesel entraba en la cámara de combustión arena, polvo, ¡incluso el experto mecánimo militar Antonio Ocaña llegó a alimentar uno con grasa de cerdo! Hoy se filtra cualquier mínima sal y el motor se descontrola, tienes que llevarlo al taller.


Claro que Casio no puede volver a lanzar los DEP tal como eran antes, ¿dónde les metería los colores, los logos, "las cucadas", los tornillos falsos y gilipolleces varias? No hay lugar para eso. Ese reloj no admite esas historias ni esas medias tintas.

Casio se dará cuenta (tarde o temprano) de que ha de tener un reloj profesional de verdad. Pero de verdad y en serio, no para hacer vídeos con especialistas en Youtube corriendo sobre un monopatín. Y entonces lo lanzará. Entonces habrá llegado el momento para que cojas tus Rangeman, tus Frogman y demás ejércitos de cutres y tristes "man" y los tires por la ventana. Con un poco de suerte un niño de pecho los recogerá, y podrá usarlos de sonajero.




| Redacción: Zona Casio