El difícil equilibrio entre utilidad, o ventas

El reloj se ha reinventado gracias a la moda y al lujo. Ya pocas personas se comprarán un reloj por ser indestructible y práctico, pero sí se lo compran para lucirlo y adornarse. Las marcas que sobreviven no son aquellas que han fabricado los relojes más útiles, sino las que han sabido reinventarse y llevar sus modelos al elitismo, a la moda y al glamour. Hoy el mercado está lleno de esos modelos: Swatch, Ice... Incluso Nowley presentó para esta temporada sus relojes con patrones de diseños de piel, las "Safari Series". G-Shock es otro de estos ejemplos. Cada vez que se presenta un modelo destacado o una colaboración, lo suele hacer con una fiesta con bailes, música y elementos de arte. ¿Un reloj para consultar la hora? ¡Eso queda para los nostálgicos!

Otro síntoma de todo esto es que antiguamente los modelos digitales invertidos brillaban por su ausencia, ya que, para ver la hora cómoda y rápidamente, poca gente se los compraba. No es que los fabricantes aún no hubieran aprendido a "darle la vuelta" al filtro polarizador, sino que, simplemente, era un gasto inútil. Hoy en día si encontramos un modelo digital sin invertir es casi un milagro, algunas marcas ni siquiera los ofrecen. ¿Por qué? Porque el reloj digital luce mucho más si es invertido, los negros de muchos de sus diseños se llevan mejor con un display oscuro, y como el reloj tiene como papel fundamental servir de complemento para el vestuario, cuando una marca lo lanza en digital elige preferentemente un modelo invertido.



Otra consecuencia de todo esto es la construcción de sus cajas y correas. En los modelos de resina, casi hechos con la horrible y desastrosa filosofía del "usa y tirar", la caja apenas resiste un cambio de pila. Y la correa no se le puede sustituir por una no original, y éso cuando las originales se puedan encontrar de reemplazo, porque la mayoría de los fabricantes no las venden sueltas.

Esos fabricantes suponen -y también desean- que una vez se te acabe la pila del reloj o te rompa la correa, te compres otro (si puede ser, de la misma marca, claro).


Casio es de los pocos fabricantes que quedan que aún mantiene algo de la forma de hacer las cosas de siempre, del "reparar antes de tirar". Sus cajas, con un poco de cuidado, pueden superar sin muchas complicaciones varios cambios de pila. Para muchos de sus modelos las correas se pueden comprar aparte y originales (y no solo en sus gamas G-Shock o Pro Trek, sino también en la Collection u Outgear). Incluso podemos encontrar modelos compatibles en el mercado aftermarket. Pero va más allá: muchos de sus modelos son compatibles entre sí. Su gama más laboriosa y funcional, la F, es una de las que más correas pueden intercambiarse. Pero incluso entre series. Por ejemplo, la correa del W-202 puede intercambiarse por la de un F-91, que es mucho más fácil de encontrar. Y tampoco son muy caras: una correa de su línea estándar cuesta alrededor de los diez euros. Y con ella volvemos a tener un reloj como nuevo.


¿Qué fabricante te ofrece algo así en un modelo digital o analógico medio? Casi nadie. Ciertamente que puedes acudir al SAT para estos casos, pero es que Casio lo hace incluso con sus modelos que ya no se fabrican. Puedes irte a una relojería oficial de Casio y adquirir una correa para un W-720, que aún te la podrás llevar.

Ciertamente Casio tiene mucho que mejorar en cuanto a su política de repuestos fuera de Japón, y también respecto a las ediciones especiales, pero si existe algún fabricante que pueda asegurarte que encontrarás muchos de sus recambios, bien porque existen en el mercado aftermarket o porque los puedes conseguir relativamente fácil en sus distribuidores, ése es Casio.

| Redacción: Zona Casio