Durante el colegio había un elemento que marcaba más que ninguno el paso de la niñez a la adolescencia: el cuaderno. De usar pequeños cuadernos tamaño A5 para las tareas escolares, con los que más o menos nos sentíamos muy familiarizados, cuando pasábamos a ciclos superiores la necesidad de tomar más cantidad de apuntes y albergar más información nos empujaba a utilizar cuadernos más grandes, y así pasábamos a usar los cuadernos "tamaño folio", los A4.
No solo eran los cuadernos los que habían cambiado, acompañándonos en nuestro crecimiento intelectual. También la vestimenta y, por supuesto, nuestros complementos. De aquellos iniciales relojes de las F Series o de las W Series (F-10, F-30, F-84, W-24 o W-14), empezábamos a inclinarnos por relojes más "serios", con aspecto y especificaciones más radicales. Los más afortunados, los DW-5000 y familia de las Five Series con caja de metal, los menos, DW-5900, DW-6900 y derivados.