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2.19.2019

Tú no eres Casio


A veces hablo con gente sobre Casio, gente desilusionada con Casio, gente que asegura que jamás volverá a comprar un Casio por cómo los han tratado, cómo maneja la marca tal o cual cosa, cómo esto, cómo lo otro, o cómo han sacado un modelo que parece que les insulta. Culpar a la marca, su estrategia de marketing, e incluso a sus trabajadores, distribuidores, SATs y demás personal que mueve una gran marca, culparla, digo, y meterles a todos en el mismo saco, es un poco una reducción al absurdo. Un poco infantil. Como cuando de niños nos enfadábamos con aquel amigo en el patio del colegio, y le decíamos: "pues ya no te hablo". Y, por supuesto, le volvíamos a hablar al día siguiente (o por la tarde cuando le veíamos en el parque).

Cierto que hay que ser objetivos, críticos si lo queréis ver así, y críticos hasta la saciedad. En esta sociedad "de la mentirijilla", donde te venden lo falso como bueno y se echan a correr y ahí te quedas, ser crítico, y aprender a ser buenos críticos, no está mal. Pero tampoco hay que pasarse. Si dejas de comprar Renault porque han sacado un modelo en verde y no te gusta el verde, o dejas de comprar un Audi porque un día te reventó una rueda y en el concesionario se hicieron los suecos a pesar de cambiártela ellos, no es culpa de la marca. Más bien es que tu crítica tiene un poco "las miras torcidas", y apunta a donde no debe. O apunta a todo el mundo. Acabarás sin poder comprar nada o, quién sabe: comprando productos mucho peores y, además, incluso con peor servicio y tratándote peor.




A mí nunca me gustaron los automóviles de Toyota, pero en los noventa, cuando no tenía dónde caerme muerto y devoraba todo el material del mundo del motor que caía en mis manos, un día llego a casa y recibo un enorme paquete. Venía de Toyota España. Su distribuidor en España me enviaba los últimos catálogos (incluyendo el del Celica), pósters, y alguna que otra pegatina. Os podéis imaginar: Toyota se convirtió en mi marca favorita.

Pasaron los años, y llegué a trabajar en medios periodísticos del motor. Casi todas las marcas nos dieron credenciales, nos invitaban a eventos, etc. etc. Todas, menos una. ¿Sabéis cual no quería vernos ni en pintura? Pues sí: Toyota. Los que diez años atrás me habían llenado de ilusiones, hoy nos trataban como la basura. ¿Era culpa de Toyota? ¿Tenía que haberme comprado un Toyota? ¿Tenía que haberlo devuelto si me lo hubiese comprado?


Lo que quiero decir con esto es que este mundillo de las marcas, "viene y va". Si no te gusto yo, si no te gusta este blog, no culpes a Casio. Yo no soy Casio. Puede que tampoco te guste Casio España, puede que creas que lo hagan fatal (o Casio México, o Casio Argentina, o donde quiera que nos leas), pero tampoco ellos son, en realidad, Casio. Trabajan para ellos, cobran de ellos, y viven de ello, pero eso no quiere decir que sientan la marca.

Mirad: hay mucha gente trabajando para multitud de firmas de relojería (y de otras cosas, pero en fin, este blog va de relojes), que una puñeta les agrada la marca. Que tienen pesadillas con ella, y que tirarían a la basura sus Omega, Certina, Tissot, Casio o lo que fueran, si pudieran. Pero tienen que vivir de algo, así que tragan. Y cuando tú llegas diciendo que te desvives por su marca, francamente: un pepino les importa.


Muchas de esas marcas, incluso, ni siquiera llevan ellas mismas sus servicios de marketing, prensa e imagen, sino que se lo llevan intermediarios, terceros, o agencias específicas. Es como si yo me encargo de limpiar mi coche. Puedo limpiarlo bien, puedo limpiarlo mal, pero es mi coche, y lo intentaré cuidar lo más que pueda. Pero si encargo a alguien que lo haga, unos pueden hacerlo porque les gusta su profesión, otros porque no tienen mejor cosa en la que trabajar, y otros ser unos chapuceros y encima de no limpiar el coche, ensuciártelo más. Así que algunas agencias de estas, que van a tope y como llevan la marca X llevan también la marca Y, sienten esas marcas lo que tú y yo sentimos por un mosquito aplastado en la pared, o sea: casi nada.

Así que el sentimiento está bien, pero una cosa es lo que tú sientas, y otra lo que la marca y quien está en ella sienta. O dicho de otra manera: ellos son Casio, y tú no eres Casio, pero a veces tú eres más Casio, que ellos. Cuando alguien lleva un reloj por gusto, porque le transmite unos valores y unos sentimientos, y tiene una historia detrás con él, esa marca, ese modelo, deja de ser un poco "de tal fabricante" para convertirse en una parte más íntima de él mismo.


Seguramente vosotros, como yo, no se os despertó vuestra afición por Casio de la noche a la mañana, sino que fue paulatina. Quiero decir, no despertasteis una mañana y dijisteis: "¡a partir de ahora mi reloj favorito va a ser tal modelo de Casio!". Hubo una serie de aspectos que hicieron que ese reloj fuera vuestro preferido y espero que, entre esos aspectos, la marca - o sus representantes - no estuvieran implicados. Por algo muy sencillo: por lo que os contaba antes de Toyota. Puede que tal persona os hiciera acercaros a la marca (un regalo, vuestros padres, vuestra novia/novio), pero luego "el feeling" lo sentisteis vosotros.

Uno de los Casio que más afición despertó en mí fue un simple F-91. Era el reloj que siempre tenía a mano, incombustible, cómodo, y que siempre salía en mi auxilio. Cómo no, acabé enamorándome de él y, por ende, de Casio. Hasta tal punto que preferir a esta marca por encima de cualquier otra. Tal vez os ocurriera algo parecido con G-Shock, o con cualquier otro modelo. Pero es algo vuestro, personal, de vuestra relación particular en la que nadie debería meterse. Porque si queréis a Casio por este blog..., bueno, un día puedo venir aquí cabreado, escribir cualquier tontería -no sería la primera vez-, y entonces adiós a vuestro amor. Si la queréis por vuestro tendero del barrio, porque conocéis a gente del SAT o porque alguien en Casio os cae bien..., os equivocáis.


En realidad lo que ocurre es que no queremos a Casio. Seamos sinceros: Casio -y todo el resto de marcas- son "entes". No te van a dar una silla de ruedas si te faltan las piernas -ojalá, pero no creo-, de eso se encargará la Seguridad Social, o vuestro seguro, o vuestros seres queridos. Ni siquiera muchos de los que están en Casio aman a Casio, algunos sí, incluso puede que la sientan "un poquito", pero mañana estarán en otra parte, puede que trabajando para Opel, o para Toyota (para no meter a otras marcas de relojería en medio, que pudiera ser), y entonces de Casio solo recordarán algunos compañeros, anécdotas y poco más.

A donde quiero llegar es que nadie debería engañarse de esa forma. Lo que nos gusta de Casio es un modelo, un reloj, o algunos si queréis, y por supuesto en ese sentido nos gusta la marca, porque nos gusta que los siga fabricando. Pero nuestro amor se concentra en eso: en ese objeto que nos agrada (no digo que nos haga felices, difícil será eso..., pero sí que nos satisface en parte al menos), y al que le tenemos cariño, con el que hemos compartido historias, en el que hemos almacenado recuerdos, y momentos duros o agradables que han conformado nuestra vida, que forman nuestras vivencias. Es eso, y no nos equivoquemos, pues. Disfruta de ese modelo independientemente de que el SAT, o la tienda, que cambia cada dos por tres, o los que trabajan en los diferentes departamentos de la marca -que tarde o temprano también la dejarán, aunque sea por jubilación- te agraden, te gusten o no, o te disgusten y no los tragues. Aunque saquen ese modelo en verde que te erice la piel. Aunque hoy te den una de cal, y mañana una de arena. Porque quien dependa de eso, se equivoca totalmente.

Disfruta totalmente de tu reloj, que es lo importante.


| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com

4 comentarios:

  1. Muy buen post y con mucha razón, las marcas son impersonales, son eso, marcas, un negocio y como tal su objetivo es vender, a ti, a mí y a cualquiera y harán lo que sea por ello, incluso una aberración con un 'modelo icónico' con tal de vender.
    A mí no es que me guste o no Casio, me gustan 'los Casio' me recuerdan a mi niñez, a mis primeros relojes, a los escaparates de las tiendas de mi ciudad, repletos de ellos, escaparates a los que a día de hoy me sigo acercando, en cualquier ciudad, incluso golpeándome en la cabeza alguna vez si el cristal está muy limpio y algún reloj muy escondido (pero eso es otra historia). Los disfruto cómo hace años y los colecciono como puedo.
    Larga vida a (los) Casio.

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  2. Yo tuve una mala experiencia con mi primer Casio a los 16 años, un día a mi recién adquirido Casio 12 Melodías el botón Mode se partió tal cual en la zona más fina de la parte interna donde se une a la pequeña arandela con el clip que sujeta el botón, el reloj lo trataba de forma exquisita, estaba como en el escaparate de la relojería y no comprendí nunca como con un buen trato y sin golpes se pudo romper.
    Después me compré 8 o 10 Casios más uno de ellos era el Calculadora Táctil TC-50 en 1986 pues con el mismo trato exquisito que le di al 12 Melodías se le rompió el táctil. Lejos de dejar de comprar Casios o odiar la marca soy un fanático de Casio y los colecciono.
    No considero que la mala suerte que tuve con dos modelos sean motivos para no tener una marca que me apasiona como es Casio.

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    Respuestas
    1. A ti tenían que ponerte un monumento, Jose :D

      Ciertamente lo que cuentas no era raro, en aquellos años los controles de calidad dejaban mucho que desear en muchos modelos, y los lanzaban -en Casio y en multitud de marcas- apenas sin testear, apurándose a ponerlos cuanto antes posible en el mercado.

      De hecho, muchas veces ocurre eso también ahora.

      Por fortuna hay modelos fiables, que han demostrado a lo largo de los años la robustez de sus diseños. Ahí tenemos a los incombustibles DW-5600, F-91...

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  3. Excelente artículo ZC. Es verdad, las marcas vienen y van, gran frase de síntesis.

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