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1.08.2016

Que la evolución de los G-Shock sea como la de los tanques no es casual


Si estudiamos atentamente la historia de los más exitosos tanques de guerra, y a la vez comparamos el uso de sus tecnologías, especialmente en cuanto a blindaje se refiere, y la confrontamos con la de los relojes G-Shock, caeremos en la cuenta de algo bastante curioso pero, a la vez, lógico: tienen mucho en común.

Curiosamente G-Shock tiene modelos que rinden homenaje a mucha clase de vehículos de combate: a aviones a reacción, cazas de combate, marina, francotiradores, e incluso a submarinos. Pero no hay ninguno con una clara referencia a uno de los vehículos que más se le parecen: un tanque.




Cuando el ejercito nazi invadió Rusia en la Segunda Guerra Mundial, prácticamente barrieron la mayor parte del territorio ruso con su sofisticado armamento y sus fuerzas muy bien preparadas y adiestradas, que se enfrentaban a un ejército ruso masacrado por las purgas de Stalin.

Pero el invierno mantuvo a los alemanes a raya, y dio tiempo para que Rusia consiguiese recuperarse. Estaba malherida, pero aún no derrotada. Uno de los vehículos que desvió la balanza hacia el lado ruso fue el tanque de combate T-34. Su aparición en el campo de batalla dejó a los alemanes esquilmados. Literalmente los masacró. El T-34 sería el carro de combate que inspiraría luego los diseños para los desarrollos de la mayoría de los tanques que vendrían después, como el T-40, estrenando blindaje inclinado, suspensión tipo Christie, y aunque los alemanes respondieron con sus nuevas revisiones de Panzer y Tiger resultó ser ya demasiado tarde.

Los T-34 tenían muchas virtudes, y lo mejor es que las tenían todas bastante bien equilibradas: potencia de fuego, agilidad y maniobrabilidad, y blindaje. Tecnológicamente fueron innovadores, y los más avanzados para su época. Eran fáciles de reparar, su motor era fiable y tenían un rango de acción (una autonomía) más que digna, de casi 500 km.


Incorporaban dos de los elementos cruciales que les daban una enorme ventaja frente a sus rivales: una suspensión basada en la diseñada por el estadounidense J. Walter Christie, cuya patente adquirieron los rusos tras ser rechazada por los norteamericanos porque a ellos la personalidad de su inventor "no les caía en gracia". A los rusos no les importaba cómo fuese su personalidad, sólo que funcionase. Esta innovación técnica hacía que los T-34 fueran muy ágiles campo a través, pudiendo salvar la mayoría de obstáculos porque, a diferencia del resto, la suspensión hacía que cada engranaje de las ruedas que giraban sobre las cadenas fuera independiente. Esto, unido a unas orugas más anchas y que repartían mejor el peso, hacía posible que el T-34 se desplazase velozmente por terrenos embarrados o con nieve. Los tanques nazis, sin embargo, se quedaban sepultados en el fango.

La otra ventaja era el diseño de su blindaje. Fue uno de los primeros tanques con un blindaje inclinado, de modo que soportaba o, directamente, repelía los impactos sin necesidad de añadir más peso, una técnica que aún usan -y masivamente- los tanques de hoy en día.

El T-34, construido con robustas planchas de acero, puede compararse a los primeros G-Shock, con también robustas cajas de acero, módulo flotante y cierre a rosca.


Sin embargo la tecnología evoluciona, y los tanques actuales, aunque heredan en su diseño de aquel primer e imparable T-34, recurren a materiales de la era espacial: elementos de resina, blindaje realizado con composite y un uso extensivo de materiales amortiguadores y blindaje reactivo. Lo mismo que los G-Shock modernos.

Mientras que los antiguos T-34 tenían apertura de torreta hacia adelante, lenta, que era eficiente para salvarte si te estaban disparando, pero poco ágil, pronto se cambió ese diseño por una torreta mejorada. Los G-Shock modernos han sustituido el cierre a rosca por un cierre más flexible, rápido y con el que todos podemos trabajar con destornilladores sin hacer sufrir las muescas ni temor a romper el módulo o a dejarlo torcido. Algo que solía ocurrir muy habitualmente antes y un defecto que sufren todos los G-Shock de antaño. De hecho un truco para solucionarlo es expeditivo: montar el módulo torcido.


El módulo flotante se ha ido sustituyendo por Alpha Gel de última tecnología y gran capacidad de absorción de impactos, mucho más eficaz y que soporta presiones mucho mayores. La caja ha pasado del pesadísimo acero a un material de composite realizado con fibra de vidrio y una mezcla que, como en los tanques de última generación, es mantenida por Casio en el más estricto secreto aún hoy.

Los tanques de combate actuales, como el ruso T-90, no solo son más espectaculares en imagen, sino que tienen más autonomía, capacidad de fuego, son capaces de maniobrar, hacer giros espectaculares con el objetivo fijado por computadora y sin dejar de apuntarlo, y protegen mejor a sus ocupantes. Lo mismo que los G-Shock modernos: más ligeros, de mayor autonomía (gracias a tecnologías como la Tough Solar con células de alto intervalo de recarga y baterías de litio con gran poder de aporte eléctrico) y de diseños cada vez más espectaculares e innovadores.


Recreación de un T-34 "zampándose" un Panzer 38.

Todos sabemos que si ponemos frente a frente a un T-34 de la II Guerra Mundial, frente a un moderno T-90 de última generación, el T-34 poco podría hacer. Lo mismo ocurre si ponemos frente a frente a un G-Shock de los primeros años junto a uno de estos últimos años. Por ligereza, prestaciones y construcción, el G-Shock moderno tendría muchas más posibilidades de resultar victorioso. Por supuesto, siempre queda el romanticismo de utilizar un reloj del siglo pasado, o un tanque de la II Guerra Mundial, sin ayudas electrónicas, protección dinámica o sofisticados blindajes. Un tanque que puedes reparar tú mismo con un par de alambres y un equipo soldador, frente a otro que, para operar con él, necesitas sofisticados sistemas de diagnóstico y un blindaje al que tienes que dedicar un constante mantenimiento y un personal altamente cualificado. Cualquier agricultor que supiera reparar un tractor, podría reparar un T-34, pero no un T-90 actual. Son conceptos diferentes, evoluciones radicalmente contrapuestas. Ahora bien, en el campo de batalla, en una lucha real, ¿dentro de cual de los dos tanques quisieras estar?

Trasladándolo al mundo de los G-Shock, a mí me encanta un DW-5000, pero para llevar cómodamente cada día prefiero un ligero GWX-5600 o un GW-M5610, más completo, más eficiente, y radio-controlado. El DW-5000, como el T-34, lo dejaría para el Día del Juicio Final.


Estructura interna de un T-34.








| Redacción: Zona Casio

4 comentarios:

  1. Que artículo más original y bien buscado, aunque prefiero la denominación carro de combate, quizás más histórica, a la de tanque.

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  2. Muy buen artículo, lleno de imágenes, información, historia, vídeos, y G-Shock. No se puede pedir mas.

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  3. Entonces... haciendo la anaolgía estuvimos siempre equivocados en añorar las cajas metálicas roscadas, los módulos flotantes, y todo el viejo saber hacer de los G-Shock originales?

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  4. Anónimo12.1.16

    No sergio, no es eso. bueno, hay gente que no los añora, pero en todo caso son conceptos diferentes y si estás dispuesto a sufrir el peso a diario de un G-Shock de los antiguos y a pagar esas incomodidades extra, pues no hay problema. El caso es que es mucho más cómodo de llevar uno de los actuales, aunque por tamaño en los MOG esto también sería discutible.

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