RelojesDeModa.com

5.02.2014

Desde hace más de veinte años toda la tecnología está hecha para controlarnos


Esa sentencia la leí una vez en un libro, y aunque es bastante categórica, no deja de tener su parte de razón. Ahora los delincuentes no se detienen en las calles, sino a través de perfiles de Twitter. Satélites espía recogen nuestros datos de redes sociales (da igual que estén ocultos o protegidos, eso no supone ningún problema para los analistas) y de las cuentas de correo, y los analizan, los clasifican, los conservan creando perfiles sobre cómo somos, qué pensamos, qué comemos, qué cosas nos interesan cuando buscamos en Internet mediante los buscadores, y un sin fín de parámetros que se convierten en expedientes en donde aparece de nosotros información más íntima que la que sobre nuestra persona saben incluso nuestras parejas.

Usando las redes de telefonía móvil pueden triangular nuestra posición, saber donde estamos y qué hacemos allí. Mediante puertas de acceso a los Sistemas Operativos (a veces facilitadas por las propias compañías, como Microsoft o Macintosh) conocen toda nuestra vida off-line. Y ahora las redes de telefonía 3G y 4G les facilitan mucho más su trabajo, haciendo que solo tengan que pulsar un botón para escuchar nuestras conversaciones, saber por los acelerómetros y múltiples sensores, GPS, y todo el ejército de "apps" de todo tipo que siempre están conectadas incluso nuestras horas de sueño, nuestra posición, si nos gusta correr en coche o preferimos dar paseos. Un sin fin de ojos nos espían, nos miran, nos escrutan con sus miradas frías y robóticas desde grandes centros de control de datos. Incluso pueden vernos, incluso -se dice- pueden activar las cámaras de nuestros smartphones y saber qué es lo que estamos haciendo en cada momento, con quien estamos, y si acabamos de levantarnos de la cama o estamos de borrachera en una discoteca. Todo. Todo, todo, y más aún.




Pero aún les queda un resquicio, un poquito de terreno sin tocar, un páramo, un dispositivo al que no han llegado. Todavía. Los smartwatches. Para muchos de nosotros puede que ya hayan llegado tarde, y aunque nunca podemos decir aquello de "de este agua no beberé", podríamos asegurar que jamás nos los pondremos. Pero para los jóvenes (y los niños de ahora que en unos años lo serán) será sin duda el siguiente "dispositivo de control". Quien sabe, igual llegue un día que te pongan una multa simplemente por la información de una falta o infracción que hayas cometido y de la cual hayan sido informados gracias a tu reloj-inteligente. Como ahora se detiene a la gente por escribir en Facebook o en un foro, algo impensable hace tan solo unos pocos años. Si se lo llegan a contar a nuestros padres (o a nosotros hace tiempo), seguramente creeríamos que nos estarían contando un relato de ciencia-ficción.

Los gobiernos, las compañías, e incluso muchos ciudadanos, quieren, esperan, desean fervientemente que el smartwatch sea "el dispositivo definitivo". Aquél instrumento que lo lleves a todas partes (incluso al servicio o mientras estás acostado) y que te mantenga en todo momento conectado con todo. Ciertamente, lo quieren y lo desean por causas diferentes, por supuesto. Los gobiernos para tener a su población más vigilada, controlada, sometida. Las compañías, para poder así cobrarte más y más servicios. No, no era bastante cobrar las llamadas, tienen que cobrar por descarga de contenidos de todo tipo, e incluso por respirar -si pudieran y el aire no se les escapara de las manos-. Y los ciudadanos... Bueno, muchos de ellos porque eso, se supone, facilitaría sus vidas. O así se lo han vendido.


Pero es verdad. Internet ha facilitado nuestras vidas muchísimo, y la conectividad "planetaria" también. Pero ¿es necesario llegar a tales extremos? ¿Al punto de tener que llevar con nosotros toda nuestra vida, nuestra intimidad, nuestros contactos, nuestra forma de vivir condensada, esquematizada, "minimizada" en un dispositivo como un reloj? ¿Hasta qué punto vamos a llegar? Yo lo confieso: he sido de los primeros en tener teléfono móvil. La informática -en todas sus facetas- me apasiona, e Internet es uno de los mejores inventos de la humanidad (por eso escribo en un blog). Todo el mundo que me conoce sabe que "odio el papel". Leo libros electrónicos, no tengo álbunes de fotos "en papel", e incluso casi toda mi identidad personal viaja conmigo en una memory card. Pero también todo el que me conoce sabe que no soy un típico adicto a la Red. No uso Whatsapp, las redes sociales apenas las visito, no tengo un móvil con 4G (¡ni siquiera con 3G!), y el único GPS que uso en mi vida es una brújula. Sencilla, pero fiel. Hubo un momento de inflexión allá a principios del 2000, cuando me dí cuenta que en informática ya no había nada nuevo, solo eran actualizaciones absurdas, caricaturas de lo ya inventado. Pongo un ejemplo: antes te descargabas una página de Internet en HTML en unos pocos milisegundos, y la podías ver como tal HTML en tu ordenador. Hoy en día, con toda la "basura" que añaden al HTML y al DHTML tienes suerte si entre plugins, css (archivos de estilo), y complejas tramas de códigos de script tu web se descarga en unos segundos. Y tendrás suerte si luego puedes verla off-line. ¿Esto es un atraso o es un adelanto? Es un adelanto para las compañías operadoras, que pueden cobrarte por megas de descarga y a la media hora se te agota cualquier bono que contrates, preguntándote en qué narices se ha consumido. Y esto explica también por qué no hay un navegador para smartphones o teléfonos móviles que sepa leer decentemente una web. En la mayoría de ellos no puedes escribir comentarios, o participar en foros, o ver tus e-mails con comodidad. Y todo porque las páginas web están "por detrás", en su código, llenas de "basura", obligándote a descargar ingentes cantidades de información que no sirven para nada, excepto para darles beneficios a los de siempre: a los que les interesa que así sea, a los que "mueven el cotarro", a los que tienen el poder. ¿Nunca te has preguntado por qué son las operadoras y compañías fabricantes de dispositivos las que, además, son las que patrocinan y forman consorcios como el WWW, o las que apoyan y difunden las tecnologías que dicen "nuevas" -que no son más que viejas vestidas con trapos de otro color- lanzando al mercado nuevas fórmulas (o, cuando no existen, inventándoselas)? Pues porque son las primeras interesadas. No pueden permitir que la gente navegue cómodamente con un módem a 56k, porque si lo pudieran hacer nadie contrataría millonarias altas para redes de alta velocidad, excepto para descargar películas. Pero como eso ya prácticamente no se puede hacer, pues se verían en la ruina. Es la "obsolescencia programada" pero a nivel informático. La apabullante realidad de la que no se habla, porque no interesa a los que mueven y controlan los medios de comunicación.

Y lo peor es que no puedes ir contra corriente. Porque por muy eficiente que sea tu nueva web, tu programa o lo que desarrolles en el mundo empresarial para Internet, si no sigue esas pautas nadie lo querrá. Y tendrás dos opciones: o cambiar y adaptarte al nuevo sistema, a usar y desarrollar apps para ese ejército de dispositivos 3G y 4G, o pasar "al lado oscuro". Al lado de los hackers, los crackers, los "desarrolladores primarios" que aún escriben en ensamblador como si lo hicieran en su idioma materno. Un submundo del que nadie habla, pero que existe. Se llama "la Deep Web" o "Darknet", y están todos allí. Es una Internet con un contenido mucho mayor que la Internet que tú y yo vemos a diario. Allí hay de todo. Los últimos estrenos de películas, discografías completas para descargar, virus y antivirus... Pero moverse entre ella no es fácil, y si no sabes hacerlo, mejor no te metas.


Pero bien, este post no iba de informática, porque quería llegar a otra cosa: los relojes de siempre. Nuestros relojes a pilas -o solares- que miles de personas se empeñan e intentan verlos muertos, porque proceden de esa época que os hablaba, de esos años ochenta, e incluso noventa, en donde el reloj era independiente a todo, "incontrolable", y solo te pertenecía a ti. No tienes que depender de "la nube" para que pueda hacer sonar la alarma, y no necesitas que en su frontal aparezca la foto de tu esposa para recordarla. Siempre lo he dicho y lo repito: cuando llegue el momento y ocurra lo que parece inevitable, los echaremos mucho de menos. Sobre todo los de Casio, que son los únicos que aún mantienen ese aire y filosofía de los ochenta. Y los echaremos tan de menos como ahora echamos a los Marlin, a los HD... O incluso mucho más. Y si no los tienes tendrás que conformarte entonces con uno de los modelos de marcas chinas, que vienen arrasando por todo el planeta como si fueran un fuego devorando una pradera de hierba seca. O con los smartwatches que probablemente serán los que veas en todas las tiendas, como ahora vemos en todas las tiendas de telefonía sólo teléfonos táctiles.

Sí, ciertamente siempre podrás comprarte un mecánico (si estás dispuesto a desembolsar la mayor cantidad de dinero que cuestan y la inexactitud de sus movimientos por engranajes). Pero como busques un digital lo tendrás muy complicado. Claro que siempre habrá gente que comercializará con ellos, que los tendrá guardados (NOS, como se dice en el ambiente) desde nuevos, pero te pedirán lo mismo que piden por los Marlin actuales nuevos: un precio prohibitivo. ¿Pagarías trescientos euros por un W-202? No, seguramente. Además, nadie te promete que vayas a tener en unos años esos trescientos euros. Así que aprovecha ahora. Mañana los poderosos consorcios de operadores de telefonía te los arrebatarán de las manos. O de las muñecas. Si no te lo crees, si piensas que eso no va a suceder, te propongo algo: piensa en los miles de millones de dólares que han invertido en esto. ¿Crees que dejarán escapar la oportunidad de cobrarte -y de vigilarte, los gobiernos- por tener un reloj conectado "a ellos" todo el rato? ¡Claro que no!


| Redacción: Zona Casio

10 comentarios:

  1. Empezais fuerte la semana. Un articulo muy impactante, donde se dicen muchas verdades. El diseño de páginas web y programas es otro cantar, a los dos años un ordenador ya se te queda viejo, cuando antes tranquilamente podías estar con él cinco o más años. Antes un navegador de internet se actualizaba cada cinco o seis meses, ahora es cada semana. O los programadores de ahora no los saben hacer, o algo pasa. Ahora quieren que tengamos que actualizar nuestros relojes, lo nunca visto. En cuanto empiece a flojear Casio o note que cambia de rumbo (por fortuna de momento sigue con relojes estupendos, no hay mas que ver su ultimo 5600), empezaré a acaparar mis versiones favoritas por si acaso.
    En la "deep web" no me he metido nunca, da un poco de yuyu.

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  2. A veces nuestra privacidad depende mucho del uso que hagamos de la tecnologia, que hoy por hoy hay mucho descerebrado armado con un ordenador, si a alguien lo detienen no es por escribir en un foro o en facebook, es por cometer un delito, ya que la policia tambien se vale de estos medios para dar caza a los delincuentes. Lo de los smartwatches ya es obesesivo, una mala moda, no me extraña que acaben vendiendo chips para conectar la corteza cerebral a internet... y sería algo muy lamentable que desaparecieran los relojes digitales y mas aun los de casio, no se si puede llegar a pasar... espero que no. Saludos

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  3. No soy persona que se asuste fácilmente (soy sanitario y he visto cosas que es mejor no ver), pero el año pasado, picado por la curiosidad tras leer un artículo sobre la Deep web, quise investigar un poco y saber que era eso...me metí un poco en honduras... ¡¡Da miedo!!... Dejé el tema enseguida. ¡Haces bien en no meterte Peugeot! ¡olvídalo!...

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  4. Creo que este artículo (como todos los demás, por supuesto) tiene mucho jugo. Estoy a la espera que se pase Guti por aquí y conocer su opinión, seguro que de estas cosas sabe un mundo.
    Lamentablemente son muchas cosas las que nos ocultan, y muchas más de lo poco que se sabe (y gracias a gente que ha decidido enfrentarse al sistema y poner en peligro su vida, que sino no nos enterariamos de nada). Y supongo que estamos mucho más controlados de lo que nos imaginamos. Interesante la llegada de los smartwatchs y su servicio "al sistema", pero no creo que a mi me pillen tampoco en esas, porque de mi 5600 no creo que me logren separar.

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  5. Y mas ahora con su pila de diez años. En cuanto lleguen espero poder ser de los primeros en conseguir uno.

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  6. Mordaz artículo que incita a la reflexión.

    En este caso, haré un poco de abogado del diablo.

    La tecnología históricamente ha mejorado nuestras condiciones de vida, pero a un precio.

    Por ejemplo la industrialización, hizo que los obreros tuvieran que trabajar menos. El precio fue que muchos otros quedaron sin empleo y tuvieron que formarse en otras tareas.

    Los coches nos permitieron desplazarnos comodamente, por trabajo o por placer. El precio, era su mantenimiento, sus elevados costes, y la degeneración medioambiental.

    Y así podría seguir. Es el pez que se muerde la cola. Mayor tecnología, mayor precio.

    Resulta curioso su parte de círculo vicioso, donde nadie está obligado a entrar, pero la mayoría acaban haciéndolo.

    En el tema del software que comentáis, HTML y las páginas web, existían hace 20 años, y navegar por ellas con un vetusto procesador a 50 Mhz era suficiente. Ahora tenemos quad core a 4 Ghz, y parece que todo siga yendo lento. El motivo es que los usuarios han querido entrar en el círculo vicioso de páginas con imágenes retina de alta resolución, CSS responsive, etc.

    Esto a su vez ha llevado a que sea más difícil desarrollar con tanta complejidad de por medio, de manera que hay menos tiempo para ajustar todo para un rendimiento óptimo, y de hecho en la mayoría de casos, se parte de código genérico escrito por otros.

    En los años 30, se pronosticaba que debido a los avances tecnológicos, en el año 2000, bastaría trabajar una hora diaria. Curiosamente se ha demostrado que 1h de trabajo diaria, sería en la actualidad suficiente, pero para mantener el nivel de vida de la clase media en los años 30.

    Por tanto si quieres internet en el móvil, esto te va a obligar a trabajar más, y si quieres el Quad Core para visualizar las webs de última tecnología más aún.

    Pasemos a la parte ética del control. Por supuesto está mal que corporaciones, gobiernos o delincuentes, puedan vigilar nuestros movimientos cada vez con más precisión, algo que ocurre con los rastros que dejamos en internet, las cámaras de videovigilancia, etc.

    Pero de algún modo, hemos escogido pagar ese precio, a cambio de aumentar la seguridad ciudadana, o de reducir el tiempo de respuesta de los servicios de emergencia.

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  7. Olvidé comentar al respecto del ensamblador.

    En los años 80, con los ordenadores de 8 bits, más del 90% de los títulos comerciales se escribían en ensamblador o directamente en código máquina.

    Hoy día, la mayoría están escritos en C/C++, lo que quiere decir, que pueden llegar a ser hasta 2 veces más lentos que un código ensamblador escrito por un programador experto. Sin embargo, desarrollar y mantener código en C++ contra ensamblador es entre 5 y 10 veces más rápido. A efectos prácticos eso se traduce en 5 o 10 veces más barato.

    ¿Realmente querríamos pagar 5 o 10 veces más por Office o Windows para que fuera el doble de rápido? Probablemente preferiríamos actualizar memoria, y procesador al último disponible.

    Lo que es peor, ciertos programas habituales hoy día, se escriben en lenguajes todavía más productivos, y menos eficientes, como Java, .NET, o incluso Javascript.

    Es decir, si queremos mantener la complejidad actual, o bien se incrementa el precio, o se buscan tecnologías más ágiles, a cambio de menos eficiencia.

    Que conste que personalmente escribo código ensamblador, pero lo hago por placer.

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  8. pues a los negros que andan por la calle no los controla nadie, de que viven en este pais con 6 millones de parados, ¿porque no los echan? les interesará la inmigracion para que bajen los salarios supongo

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  9. Es tan interesante el artículo, que he enviado el enlace a alguna gente que sé que le interesaría. Ha gustado tanto, que ya lo han publicado en twitter.

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  10. En el año 2001 sí hubo, en el mundo de la informática, un punto de inflexión. Se lanzó al mercado Mac Os X, el nuevo sistema operativo de Apple. Su funcionamiento no tenía nada que ver a Windows. Fácil, potente, moderno y fiable. Yo me compré el ordenador ese año (PowerMac G4). Después de 13 años sigue funcionando perfectamente, sin ninguna avería, tanto en el hardware como en el software.

    Y desde la aparición del iPhone, el teléfono de Apple, y también en Android, los smartphones permiten ver perfectamente páginas web, y correos electrónicos. Sin ningún tipo de problemas, ni restricción. Y fácilmente es posible participar en foros y blogs (esto lo estoy escribiendo desde mi iPhone).

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