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1.29.2014

Misterios en torno al reloj: El caso del avión desaparecido


Vamos a iniciar una serie de artículos de misterio o, al menos, con una buena dosis de inquietud que girarán en torno a una serie de casos muy curiosos en donde el reloj será el protagonista, o tendrá un destacado papel. El primero de ellos trata sobre un accidente de aviación, el más grave que ocurría en España hasta entonces, y que tuvo en su momento una gran repercusión a nivel internacional. Todo ello rodeado de un hilo de misterios y en unas causas que aún hoy no han sido aclaradas.

Y es que este no es tema frívolo, ni banal. Fue un gravísimo accidente en el que fallecieron más de cien personas (105 pasajeros y los 7 tripulantes), rodeado del oscurantismo de la época y una más que dudosa e inquietante prisa por parte de las autoridades por borrar todo el rastro del mismo y enterrar los cuerpos de los infortunados viajeros cuanto antes.



Estamos en el año 1970, concretamente un 3 de julio. La dictadura en España estaba viviendo sus últimos coletazos, pero aún se dejaba sentir por todos lados y, realmente, aún tendría que pasar casi una década para la llegada de la democracia. Un avión de Havilland DH106 Comet de la compañía Dan Air -hoy desaparecida-, registrado como G-APDN con 112 ocupantes a bordo partía del aeropuerto de Mánchester (Inglaterra) con destino a Cataluña. En él viajaban principalmente parejas y familias con el fin de pasar unos días de vacaciones o descanso en la Costa Dorada. El vuelo transcurría sin incidentes reseñables, y cuando el controlador vio el avión en el radar y el piloto del mismo le informó que se encontraban sobre la vertical de Sabadell, desde la torre de control le dieron instrucciones para iniciar la aproximación al aeropuerto barcelonés del Prat. Eran alrededor de las seis y cinco.

Esa sería la última comunicación que tendría con el avión la torre de control. Instantes después el avión desaparecería del radar y los controladores, al percatarse de que no había aterrizado ni lograban ningún contacto por radio, comenzaron a preocuparse. Se dio inicio a un dispositivo de búsqueda, con el que trataron de dar con la aeronave en los terrenos aledaños al aeropuerto e incluso en el mar, con resultado infructuoso. La radio y la televisión dieron en seguida la noticia del avión desaparecido, y entonces la Guardia Civil recibió una curiosa llamada: tres hermanos, que vivían en una casa a las faldas del Montseny, en Viladrau, habían sido sorprendidos aquella tarde por el ruido de los motores de un avión. Debido a las malas condiciones climatológcas que había en aquel día sobre Cataluña y a las nubes bajas no pudieron ver el aparato, pero hablaban de que estaría volando a sólo trescientos metros por encima de sus cabezas.


Gracias a este aviso la Guardia Civil encontró los restos del aparato destruidos y calcinados sobre una ladera del Montseny. Pronto llegaron varias personal de la Cruz Roja y Guardia Civil de Girona, 110 bomberos y 77 soldados del CRI de Sant Climent de Sasebas, que acordonaron la zona, y el gobierno británico envió a un contingente de la RAF junto con personal expertó forense. Todo esto era un despliegue inusual, incluso tratándose de un accidente de aviación.

Entonces uno de los investigadores encontró un hecho extraño: el reloj de uno de los viajeros había sido dañado en el impacto, y sus agujas se habían quedado "congeladas" al estrellarse. Lo más curioso era que este reloj marcaba ¡las siete menos veinte! El avión había estado volando desaparecido, sin aparecer en el radar, ¡más de treinta minutos! Nadie se explicaba eso. La censura hizo acto de presencia con toda su artillería y a partir de ese instante la información que se dio a la prensa fue nula. el poco material gráfico que existe de ese día se lo debemos a Joaquim Ricarte, un escalador y aficionado a la fotografía, que por la mañana subió al Montseny. La casualidad hizo que ese día fuese confundido, por sus ropas azules, con un militar, y con ello infiltrarse para confundirse entre el gran número de soldados que allí había. Así logró obtener impresionantes fotografías e incluso rescató una agenda de una joven enfermera que iba en el avión, en donde contaba que ese día comenzaba sus vacaciones en Barcelona y ya tenía preparado el traje de baño para pasar unos días inolvidables.


No tardarían en darse a conocer más hechos curiosos: de entre la macabra escena lograron recuperar 113 cabezas, ¡pero en el avión viajaban solo 112 personas! Se conjeturó que podría ser un miembro extra de la tripulación, pero jamás se supo. Por su tamaño y posterior análisis los forenses descartaron la idea de que fuera un niño. También se conjeturó en que fuera una persona que en aquel momento pasease por la zona, pero el caso es que nadie jamás denunció la desaparición de alguien.

El otro punto sin explicación es el contacto radar que desde la torre de control dieron por sentado que era ese avión sobre Sabadell, pero ya quedaba claro que no lo era. ¿Qué es lo que había aparecido entonces en el radar? Nadie lo sabe. Personal técnico se desplazó para verificar el buen funcionamiento del radar y llegaron a la conclusión de que sus lecturas eran correctas y no tenía fallo alguno.


Un hecho muy curioso que llamó enseguida la atención fueron las prisas que tenían las autoridades británicas por deshacerse de los cuerpos. Al no haber suficientes ataúdes para expatriarlos, decidieron cavar una fosa común en el cementerio de Arbúcies y enterrarlos allí mismo, junto con la cabeza "anónima" encontrada. Allí permanecen aún, mientras en el lugar de la catástrofe se ha puesto una pequeña placa informativa que sirve también como recuerdo y homenaje. Por aquella zona todavía quedan algunos restos del avión y pertenencias personales, ya que el lugar nunca fue limpiado, por lo que con el paso de los años quienes los encuentran han tenido la buena costumbre de ir dejándolos en el lugar donde está la placa como homenaje a todas aquellas víctimas. La dictadura decidió correr un tupido velo sobre el suceso. Aun a día de hoy sigue sin saberse dónde y qué estuvo haciendo ese avión durante los treinta y cinco minutos que marcaba el reloj de una de las víctimas. Nadie ha podido dar una respuesta convincente.




| Redacción: Zona Casio | Más información: misteriojordibosch

2 comentarios:

  1. Muy misterioso. Un caso para "Cuarto Milenio", el programa de la tele...

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  2. Anónimo30.1.14

    Hola Francisco.
    Creo que Iker Jimenez ya trató el asunto. No me hagas mucho caso -no sigo el programa, no se si se seguirá emitiendo siquiera- pero cuando me encontraba en Youtube buscando algún vídeo para añadir al reportaje algo de ello me encontré.

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